1) El alma es relación, reza un adagio oculto. En tal sentido, elevados a la esfera de las almas, la comunicación es comunión y cada una de ellas es el Todo (el Todos sintetizado). Esta potencialidad afirmativa de la comunicación-comunión que les es peculiar a las almas por su inherente naturaleza, se despliega en el mundo, en la travesía que ellas emprenden por los mundos materiales, por medio de cada una de las relaciones en que se embarcan. Este kua se refiere a la dinámica de las relaciones que vienen del pasado y que se actualizan en el presente período o en el actual nacimiento, particularmente relaciones con cierto grado de empatía y comunidad de objetivos. En consecuencia, al obtener este trazo el cosultante debe precaverse de los desafíos presentes en los lazos kármicos y magnéticos que habrá de entablar y que en esta configuración constituyen el motivo central de la encarnación. Su perfección y cultivo es la Misión de esta vida para el consultante. Existen lazos kármicos, ancestrales, que nos ligan a otras almas y que, ocasionalmente, nos hacen vemos involucrados en nacimientos paralelos y contemporáneos. Pero existen también lazos magnéticos que se establecen a lo largo de la existencia y que intervinculan a las almas, creando nuevo Karma y volviéndolas mutuamente dependientes. Este problema de la dependencia que se dará en relación con la acción en el mundo de otras almas, está en primer plano para la vida del consultante. Debería actuar con mucho cuidado y cautela ante la constelación de vínculos que se despliegan y desplegarán ahora en su camino y que traen consigo un viejo bagaje, una carga, un deber y una oportunidad. En todos los casos está señalada la observación de una conducta leal y no ambigua, cualquiera sea la característica de las relaciones. Puede tratarse de vínculos amorosos o profesionales, afectivos o de cualquier índole. En todos ellos está impreso el signo de la presente oportunidad de experiencia del consultante, por lo que debería prestar especial atención a las conectividades manifiestas y emergentes y actuar de la forma más genuina y correcta en todos los casos.
2) Momento de grave importancia, ya que el desenvolvimiento compartido en el mundo abriga la oculta promesa de comprensión mutua y enlazamiento kármico. Todos deberíamos ser especialmente cuidadosos con nuestras relaciones y dedicarle una parte importante de nuestra energía, ya que en ellas se ponen a prueba nuestros méritos y talentos, así como las zonas deficitarias y magras de nuestra moralidad y conducta. Momento particularmente importante para entablar vínculos de mutuo interés, ya sea jerárquicamente o en un nivel de mayor llaneza. No significa esto, sin embargo, que la ventura o la desventura estén ya prefijadas, precisamente porque depende del uso del poder de elección propio del alma, el que se fragüe un avance o un retroceso en el campo continuo de lazos y ligaduras que, cual la trama de un tapiz, constituye la vida manifestada en toda su complejidad e infinita riqueza.
3) La falta de amabilidad y hasta de delicadeza y consideración. El actuar atropelladamente, arrollando con nuestro ímpetu el comienzo o la continuación de un vínculo. El pretender imponer nuestra peculiar perspectiva o nuestro único interés en el curso de la relación. Esta y otras deficiencias análogas constituyen motivos de flaqueza moral y de posterior fracaso, dolor y sufrimiento. Y lo que es más importante: la rarificación, la creación de inútiles complejidades emocionales en las actuales y las futuras relaciones, ya que nuestro haz de tendencias -que reaparecen en cada renacimiento- está en sociedad con las tendencias desplegadas por el resto de las almas con las que entablamos contacto en el ámbito del tiempo.
4) Sinceramiento interior, vocación por el entendimiento mutuo y cabal y la cooperación, una permanente actitud feliz, nunca exenta de amabilidad y condescendencia. Y por sobre todo germinar en la tierra de nuestro corazón la semilla del amor y la comprensión, únicas fuentes seguras y legítimas para el establecimiento de un mundo de correctas relaciones, un planeta que avance en la dirección que fuera establecida en los planos espirituales como proyecto general e individual, tanto en la esfera transpersonal como en la personal.
5) «Cada hombre que llega a mi vida viene de algún punto en el tiempo continuo y me acompaña siempre en mi viaje por la Eternidad de Eternidades».