1) En este tiempo resulta propicio un avance enérgico hacia la propia individuación, a través de la unificación de nuestra vida emocional y moral. Tu Misión en la vida es alinear las fuerzas morales de tu alma en torno a la flama matriz del Amor. Esta concentrada y poderosa reunión de tus mejores cualidades y virtudes sensibles, redundará a la corta o a la larga en un efectivo reforzamiento de tus condiciones internas. Momento en que es especialmente recomendable la práctica de medios místicos, de religiosidad inspirada, tales como aquellos que alientan la unificación interna. La Ciencia de la Yoga y el recogimiento meditativo y oracional pueden consolidar positiva y firmemente tu naturaleza emocional, bajo la potencia y luminosidad de una mente que, ante esos trabajos, no encuentra mayores opacidades ni turbulencias en su camino de progreso y aprendizaje.
2) Se trata de una instancia existencial en que se deben coordinar todas las modulaciones de nuestra vida emocional, detrás de la clave del Amor, como se dijo. Sólo existen dos emociones fundamentales, el Amor y el Odio, sentimientos inmortales detrás de los cuales se alinean todos los diversos sentires y anhelos, afirmativos o destructivos. En esta oportunidad el tiempo ofrece sus mejores bendiciones para quien estimule su condición amorosa, agrupando y consolidando su vida moral bajo la férula de la compasión, la amabilidad y el afecto más entrañable. Se trata de un avance cierto hacia el Templo, el Cuerpo Causal, ya que este método de desarrollo interno a través del alineamiento y armonización del campo emocional, es en esencia la línea de menor resistencia para la actual Humanidad. Así como el mundo emotivo es el principal desafío para el hombre de nuestros tiempos -y desde el período atlante-, es también la esfera donde se pueden alcanzar magníficos progresos a fijar en el continuo mental. Precisamente esta época tan oscura, es, paradójicamente, un período pródigo en oportunidades de afianzamiento moral, puesto que quien logre triunfar sobre sus pasiones en estos tiempos dejará atrás el período más crítico de la historia moral de la Humanidad.
3) Naturalmente, las principales dificultades están latentes en el medio que hemos escogido para desarrollar nuestro trabajo de individuación: el medio emocional. Fuertes resistencias provenientes de las residuales emociones de la gama del odio vendrán sobre nosotros y nos enfrentarán. Recuérdese que la derrota definitiva de estas fuerzas inerciales sólo adviene como consecuencia de la Tercera Iniciación, cuando el alma disuelve la forma sombría de nuestra vida moral (el Morador del Umbral). Hasta tanto eso no ocurra en nuestras vidas, seguiremos expuestos a oscilar entre las polaridades morales de manera repetida y permanente. Pero en estos tiempos se presenta una oportunidad por demás propicia para establecer una correlación y sincronía entre las fuerzas del sentir y las del pensar, comenzando por la potenciación, armonización y alineamiento de los aspectos sensibles y sentimentales de nuestra naturaleza.
4) Por sobre todo, firme concentración en el propósito señero de alcanzar un estado de paz emocional que dé libre curso a una vida de alta sensibilidad, de compasión y de buena voluntad. Una vida en que las mejores cualidades del alma manifestada se pongan al servicio de nuestras transacciones con las otras almas en el mundo. Se hace necesario ir al encuentro de las lecciones de los grandes Sabios de la Humanidad. Busca, rastrea y obtén el alimento que Ellos han proporcionado en todas las edades. Y toma de él con ponderación y gradualmente. El atiborrarse de información, sin volverla práctica y aprovechable, sólo moviliza las resistencias morales y mentales y vuelve a poner en primer plano la ambición y la codicia espiritual, aspectos ambos que deben ser desarraigados definitivamente de nuestra vida moral. Busca y lee las obras de Evelyh Underhill o de Anna Kingsford, dentro del misticismo cristiano. También puedes leer «La Luz de Asia», el magnífico poema místico de Sir Edwin Arnold.
5) «Convoco a todas las voces del pasado al altar del sacrificio. Y sacrifico mi pasado, permito que esas voces se atenúen y se apaguen para siempre. He sacrificado mi memoria, mi leyenda personal, a los pies del Maestro de Sabiduría. Ahora estoy en condiciones de madurar como madura el fruto del Árbol de la Vida».