1) Se ha producido una suerte de estiaje en las reservas morales, hemos perdido una parte importante de nuestra energía y ha sobrevenido una fase de agotamiento y paralización. En estas circunstancias de adversidad, tu Misión en la vida es sobrellevar con dignidad las dificultades y el languidecimiento de tus poderes personales y reorientar tu marcha en una dirección más plausible: sólo te queda el rastro de la Estrella Polar, y hacia el norte magnético del espíritu debes dirigir tu mejor voluntad. En épocas de agotamiento es inevitable verse doblegado por el imperio cruento de la necesidad, pero el hombre noble no resiste tal doblegamiento puesto que conoce cómo la Ley entablará luego una fuerza de reacción que equilibrará las cosas, proporcionando ulteriores posibilidades de expansión y reflujo. Es seguro que viviendo con entereza las épocas de privación y necesidad nuestros recursos más hondos se ven potenciados, y que esa es la actitud sensata que nos permitirá recobrar las fuerzas morales y vitalizar nuestra completa naturaleza. Esta nueva fase de vitalidad ha de ser monitoreada por el alma, por lo cual se recomienda al aspirante mantener en la mente y en el corazón la atmósfera de la vida interior y no bloquear el de inspiración y bendiciones mediante la decepción, el quebrarse ante la adversidad y la renuncia al cumplimiento del supremo deber que hemos contraído con el Maestro en el Corazón.
2) Te encuentras en un momento donde las posibilidades de éxito sólo pueden transformarse en cierto grado de ventura, si te contraes a vivir con restricciones y en calma el ciclo emergente de necesidad. El hombre noble persevera en su propio enaltecimiento y evita hacer ostentación. En estos tiempos sus palabras no son creídas. Así que debe retraerse y meditar concentradamente en la Verdad detrás de todas las expresiones verbales, a fin de estimular el resurgimiento, la futura emersión de un poder reflexivo y verbal condigno que lo capacite para contribuir con el desarrollo de la comunidad a través de su mensaje y ejemplo inspirado. Al concentrarse sobre su esfera interior el hombre se procura ventura, ya de forma espaciada y dilatada, ya por adquirir esa templanza y entereza que reportan siempre una profunda gratificación moral. Y, además, basamentan la reconstrucción del edificio de nuestra existencia.
3) Carencia de oportunidades que provoca reacciones de rebeldía y de cólera. Insatisfacción, ansiedad e intemperancia. Todo ello constituye un lastre pernicioso que va postergando la salida efectiva del cuadro siniestro y de alta precariedad. Sólo el hombre noble se retroalimenta con la adversidad, puesto que permanece leal a los principios y valores trascendentales y no se quiebra por la dificultad, ni renuncia a permanecer enhiesto y consecuente en el Camino. La condición energética se ha visto afectada en gran medida por esta configuración de la Rueda de los Acontecimientos. Es este un kua poco fasto, mas no por ello se trata de una posición definitiva y terminal. La Rueda gira y atraviesa valles y pozos profundos y oscuros para salir muy luego a la luz y ascender hasta la cumbre de las montañas.
4) Como está en juego la sanidad interior, la condición armónica del estrato más profundo de nuestra naturaleza, estos tiempos demandan una suma cautela y regularidad en las prácticas de vida. No son viables los excesos ni la desesperanza. Se trata de imprimir una orientación semejante a la que emprende el rescatista que debe alcanzar a aquellos que han caído a un profundo abismo. Desde la altura hacia la profundidad establece sus operaciones. Con la fuerza de las potencias superiores sostiene al desfalleciente, y así favorece el mantenimiento de la condición de salud y de bienestar de las vidas afectadas. Del mismo modo, evocando la Vocación al Bien y la fuerza poderosa del Sanador Interior (el alma), recupera el aspirante tarde o temprano, la condición más deseable. Recuérdese que la enfermedad adviene como resultado de una inarmonía energética o fractura del circuito alma-mente-cerebro-cuerpo físico. Teniendo presente que no debe segmentar nunca el circuito completo que lo unifica con su alma, puede, en medio de la rigurosa necesidad, mantenerse sano interiormente y prepararse para la ocasión propicia que más tarde sobrevendrá.
5) «El pozo se ha agotado. Las aguas se deslizaron hacia el abismo y sólo queda la memoria y la sed. Firmemente dosifico las reservas de energía de mi alma para saciar la actual y futura sed. Este es el medio más seguro para que brote en mí el manantial otra vez y se renueven mis lazos con la Vida».