1) El hexagrama anterior (K’an) simboliza el alma cautiva de la oscuridad personal. Este hexagrama trata de la transfiguración del alma. El doble fuego (solar y por fricción), duplicidad que entra en juego en los eventos interiores que tienen que ver con profundas expansiones de los límites y estructuras mentales, y que dan lugar a «transfiguraciones», a transmutaciones en la expresión del alma; el doble fuego (Li) habla de una instancia clave para el discípulo. Tu Misión de vida es obedecer la inspiración que surge a raudales del Sol Espiritual (la mónada) encendiendo el fuego y la energía que traen las disciplinas morales realizadas con exquisito cuidado y dedicación, así como favorecer en ti la resplandeciente actividad del alma, que se ha alineado convenientemente en sus aspectos intelectual (personal) y espiritual (impersonal). En otras palabras, proceder a transformar tu entera naturaleza bajo los signos auspicios os de estos tiempos, en que tal agudo cambio de estructuras está especialmente señalado. Momento clave para el derrotero futuro de la vida del alma.
2) Momento de especial «condicionamiento»: urge atarse al alma y a sus designios para iluminar la íntima esfera de la consciencia. Este hexagrama sucede al que alude a la presencia perturbadora del Morador del Umbral, porque atiende el tipo de experiencia subjetiva e iniciática que adviene cuando el discípulo hizo las cosas correctamente en la «gran lucha por el fuego». La lucha no cesó aún, pero te encuentras cerca de conseguir más luz y claridad sobre tu destinación y el propósito de tu existencia. Sobre qué lugar ocupas en el Plan de la Vida, así como inauditas revelaciones, esplendores y visiones, en que se te mostrará finalmente el Ser Interno ante tus ojos despiertos y asombrados … Todo esto bien pudiera ocurrir en octavas decrecientes; dicho de otro modo, apenas significar, momentos de súbita claridad interior, momentos en que «atarse a la estela luminosa del alma» es el mejor camino. En consecuencia, para todos y de modo general, se dice: permite que la luz solar del alma monitoree y conduzca a la personalidad en medio de los ajetreos mundanos. Y ello con la más preclara y firme determinación.
3) La falta de disciplina de vida, la irregularidad en la administración del tiempo. En un signo como este, en que se levanta dos veces el sol, urge la adopción de una rutina de acción rigurosa, de aspecto ciertamente limitante, pero basada en las leyes naturales. Todo ello para canalizar correctamente las energías e impedir su disipación. Disipación de fuerzas internas que está en juego en esta instancia, y sobre lo que deberías estar especialmente prevenido. Otros obstáculos igualmente desafiantes son, en circunstancias como estas -correlatos de la presencia del «fuego duplicado» -: a saber, exceso de entusiasmo, crepitante vida de deseos, cólera, excesos en la palabra y carácter indócil e impulsivo. Mide cada uno de estos aspectos de tu vida personal con el metro de luz de la percepción interna. Sólo así los soles del espíritu y del corazón alumbrarán sobre tu noche oscura. Porque no debes olvidar -como se dijo antes- que este signo se encuentra en relación directa con la oscuridad interior precedente (K’ an) y con las penalidades y tribulaciones más angustiantes en el Sendero, por lo menos antes de ingresar verdaderamente a la vía iniciática.
4) Paz de ánimo, claridad mental, fuerte apertura mental para recoger, detectar, canalizar y registrar las improntas del alma de luz. Ocasión en que deberías dar lugar a todas las cualidades más arraigadas en tu carácter, potenciadas mediante la constante evocación en la práctica, y avivar otras potencias aún no suficientemente actualizadas ni maduradas en tu carácter. Emplea el poder del pensamiento. Como reza el adagio oculto «La energía sigue al pensamiento». Trata de abstraer tus pensamientos de aquella esfera de deseos y pasiones que los hace simples mecanismos de presión sobre el mundo. Destila pensamientos en la octava de la luz del alma y sopla sobre ellos hasta que el fuego ilumine tu camino por entero. Se recomienda a este respecto el estudio de los «Aforismos de Yoga de Patanjali», clásico de la tradición del Yoga Real o Mental.
5) «Hay un sol que sólo sale en la hora nocturna y cenital. Hay un sol blanco, como la leche que atrapara el diamante. Hay un sol que se revela a los ojos del que amanece a la nueva vida. Es el sol de la regeneración, de la transfiguración. Vive de modo que el sol de cada día revele aquel otro sol de las pocas excelsas noches».