La técnica de visualización espontánea es en principio la más adecuada, especialmente tomando como referencia los textos originales añadidos a hexagramas. En el caso de las líneas, la visualización de cada uno de los eventos y circunstancias revelados en todas ellas puede volver más comprensible el peligro o las oportunidades, la armonía o la inarmonía. Nos hace más conscientes y responsables ante las emergencias que podemos prevenir de un modo inteligente, especialmente precisando en las líneas de nuestra visualización (y también en los diseños gráficos) todas las implicaciones a corto y mediano plazo de esos eventos que nos augura el oráculo.
Este es el camino de acercamiento a la comprensión de las leyes morales e intelectuales que gobiernan la Historia y que se ocultan en la leyenda y el mito. Incluso ante la Decisión, cuando el consultante ha de considerar la adopción de medidas morales y funcionales condignas para resolver una situación que entraña riesgos, la evolución visual de la correcta conducta a seguir, completando imaginariamente toda la circunstancia anticipada por la línea en cuestión de modo constructivo y positivo, acercan más a nuestra vida, de una manera resolutiva, el poder, el decreto del alma, para la solución y resolución eficiente de la circunstancia crítica o comprometida sobre la que consultamos.
Como regla general, al experimentar con la visualización imaginativa en la búsqueda de una definición de la pregunta, debería ser uno muy consciente de que esta actividad proyectiva no condicione al oráculo, es decir, que los deseos de la mente no invadan al Libro y lo coloreen deplorablemente. Para esto se sugiere practicar con la formulación de una imagen de síntesis, o con un símbolo visual fijo que represente el problema o el objeto sobre el que se consulta. La idea es que esta práctica previa de visualización facilite la puerta de ingreso a nuestra mente subconsciente, a fin de detectar e identificar cuál es la demanda interna que ha de traducirse en una pregunta definida.
Se debe tener en claro que la visualización no es la pregunta, ni debe sustituirla, sino meramente es un medio para flexibilizar y desinhibir la mente, a fin de que exprese con nitidez y profundidad lo que la ocupa, a través de una pregunta cuya definición verbal y racional es indispensable. Debe pues quedar en claro que formular la pregunta con la imagen visual en nuestra mente puede provocar un desbordamiento o invasión indeseable en el oráculo, el cual espera en nuestra mente una definición de la pregunta traducida en su fase final en nuestro propio lenguaje verbal.
En cambio, una vez obtenido él hexagrama, la visualización que advenga tras la contemplación del signo y de su nombre, y de una visión – conjunto del sentido del mismo, puede acortar el camino que nos lleve la dilucidación del vaticinio. Con esto ingresamos a la lógica que enseña que es nuestra mente subconsciente la moduladora de las respuestas del oráculo, la cual, puesta otra vez en primer plano una vez obtenido el mismo, puede ofrecemos más y mejores pistas para alcanzar una comprensión visual e intuitiva, a la que naturalmente se le debe adicionar la asociación racional como soporte material indispensable.
En la visualización sobre las seis líneas es indispensable cierta movilidad mental, por ser aquellas evidencias de las mutaciones y combinaciones dinámicas de todas las fuerzas en concurso. Pero es necesario que el énfasis sea puesto en las líneas mutantes, cuya visualización debe emerger como una necesidad inherente al circuito de seis trazos, el que debe ser visto en forma global de modo previo a la visualización particular sobre las líneas mutantes. Para ello la lectura concentrada de todo el cuadro el cuadro es indispensable siempre.
En el mismo sentido, cuando se obtienen seis líneas fijas, la visión global y sintética tiene que dejar el camino expedito para que nuestra mente visual sirva de pantalla de reflejo de aquello que para nuestra mente escondida es lo que hay que rescatar y visualizar, en el entendido que las asociaciones interiores que en ella se establezcan se traducirán más eficientemente a través de la imaginería, viva, dinámica y cambiante. Esta visualización de las seis líneas fijas, no tiene valor taxativo sino documenta, y puede constituirse en factor de prevención y advertencia de situaciones que no se están manifestando en nuestra vida, pero que pudieran hacerse patentes más adelante.