1) Estás destinado a ejercer una creciente influencia sobre los hombres y a volverte un individuo ejemplar hacia quien ellos levanten la mirada. Paralelamente, esta situación ideal sólo se verá afirmada en la medida que penetres los velos del Templo y te refugies en la interna contemplación de la Luz que radia el alma; y de esa manera alcances a comprender intuitivamente el sentido general de los acontecimientos humanos, por haberlo aprehendido de la Mente Superior, que es una con la Mente Divina. Tu Misión de Vida es ofrecerte a las Fuerzas Espirituales, internándote en las íntimas esferas del alma, en actitud devota y con profundo recogimiento, para absorberte (y dejarte absorber) en el campo de consciencia integrada que constituye la atmósfera del plano Causal, residencia permanente del ser espiritual. De este ofrecimiento preliminar habrá de surgir la nueva potencia de la mente y el espíritu para doblegar cualquier adversidad y situarte en la mira de los hombres como un modelo edificante hacia quien elevar los ojos. Positivamente de ti depende que esta labor heroica -en el seno interior- te conduzca directamente al ejercicio de esa calidad del poder ultrapersonal que tiene que ver con un real ascendiente moral sobre todos los seres.
2) Se trata de un momento en que elevadas bendiciones espirituales, el mérito oculto de tus vidas ancestrales y el progreso rápido en la práctica de la meditación y la absorción en las fuentes de paz, luz y sabiduría, te proporcionarán la energía suplementaria que necesitas para pasar a la acción decisivamente. Puedes volverte un inspirador de hombres, un conductor de movimientos humanos o espirituales, un influyente expositor de las verdades universales. Cualquiera sea la investidura alcanzada, recuerda que la verdadera potencia proviene de la unión interior. Puedes investigar en las Obras de Meister Eckhart, en Las Enéadas de Plotino, o quizás en el Tratado de la Unidad de M. Al Arabi. Interésate por la vía meditativa y practícala sin pausas.
3) Si bien ya has barrido el camino y en recompensa has nacido con esta formidable predisposición espiritual, ten presente que en estos tiempos aún no has comenzado la práctica contemplativa. Los principales desafíos vienen de una actitud negligente y de postergar indefinidamente, dejando para mejores momentos la investigación oculta de la Verdad en ti. Cierta infatuación por la luz que irradia tu mente y el poder aglutinante de tus palabras o de tu presencia, podrían volverte ufano y hacer que te pongas a descansar a la vera del camino, perdiendo una oportunidad inmejorable para realizar la práctica meditativa y ejemplar de la mejor manera. Puede que aún no te sientas exaltado para grandes cosas relativas a tu madurez espiritual: no te dejes engañar por las evasivas voces de la mente inferior, que apenas ocultan el temor de que te separes de su frugal pero tenaz influencia y te renueves, te regeneres al bañarte en las claras aguas del espíritu.
4) Una franca disposición para el aprendizaje y la aprehensión de la verdad, dondequiera se encuentre y bajo la forma que se presente, son cualidades manadas de lo profundo, rigurosamente necesarias en las presentes circunstancias. Ten presente que el Orden Superior indica que has de comenzar el trabajo de realización por «la torre», en el altar superior del Corazón, para que de allí te extiendas luego a la observación minuciosa y hábil de la naturaleza y del mundo. De esta forma desarrollarás cualidades insospechadas y nuevas que tienen que ver con la comprensión del significado de la Vida y de sus movimientos operáticos en los campos estacionarios donde ocurre el drama de la manifestación.
5) «¿Cómo distinguir al Rey del resto de los hombres? ¿Por su aura? ¿Por la gracia de su desenvoltura? Aprende a distinguir al Rey porque es la luz de la vida y porque reside en el Castillo del Corazón, desde donde la corona se contempla como el resplandeciente rayo soberano que ilumina el interior».