1) Sólo las intenciones no basadas en objetivos personales pueden ser inspiración de un orden más profundo. Las pulsiones matrices de la voluntad que no resultan de la premeditación o el cálculo, sino de la sintonía plena con el Propósito Director del Plan de la Evolución, pueden ser canalizadas y recogidas inocente y sencillamente por el aspirante, sin cometer infracción a la Suprema Ley Moral (que destila el Catecismo del Discípulo). Tu Misión en la vida, dadas las circunstancias, es desenvolver una sensibilidad y receptividad (responsividad) tales, que te encolumnes junto a los poderes que laboran natural, frugal e intuitivamente con las Fuerzas Constructoras en la sustentación del Plan Maestro. Blanquear tu mente y tu corazón de toda intencionalidad subjetiva; sin caer en subterfugios o auto-engañarse, examinando la esfera de la mente a la luz de la pura consciencia, a fin de extirpar los focos de ambición y los apetitos de ensanchamiento de la experiencia de vida personal. Inocencia en la impremeditación, para que tu pasaje por la existencia se vea inspirado y supervisado por los superiores motores del espíritu, y para que así tu actividad se vea impelida por la fuerza de la Verdad (la intuición) y no por alguna elaboración conceptual de carácter interesado.
2) Momento de desafíos, hermosos desafíos que requieren de la depuración del campo psicológico y de una firme determinación por limpiar y erradicar los quistes y las rémoras de las actividades egoístas del pasado. Sólo suprimiendo los focos de egoísmo (las múltiples voces o yoes disolventes ), alcanzarás a establecerte en la paz y la ecuanimidad del alma y podrás enfrentar los desafíos en este recodo del camino, asistido por el poder impar y superior del sentido de la justa medida, la resolución intuitiva de los retos y la entrega dadivosa y plena a las necesidades de tus congéneres de todos los reinos de la Vida.
3) El no asumir los correctivos sobre nuestro carácter, los correctivos que se vuelven impostergables para favorecer el establecimiento de una atmósfera mental de quietud y responsabilidad, constituyen los principales obstáculos para este cuadro existencial. El abrigar dobles intenciones, la hipocresía, el autismo moral, la ambición y la codicia (ambición incluso espiritual), se revelan a los ojos del estudiante como los actuales enemigos en el Camino. Enemigos tenaces y obstinados, especialmente porque les hemos dado aliento y los hemos facilitado por centenares de vidas negligentes y egoístas.
4) Total despojamiento interior, sencillez y sensibilidad, entrega de corazón a corazón por la Causa Mayor, confianza absoluta en la Verdad una vez que la hayamos vislumbrado en el altar de nuestro Corazón. Todos estos prerrequisitos, fortalecen y dinamizan la vida del aspirante y del discípulo y les proporcionan bases seguras y firmes para proseguir la marcha pinacular, munidos de la gracia y de la paz de ánimo que sólo el sentimiento genuino y el total desapego (completo despojamiento de propósitos) pueden aportar. La estrategia que debes perseguir ha sido consignada por los místicos de todas las culturas, los hombres y mujeres que en su arrobamiento han confiado en la Bondad Sublime del Bienamado (el alma espiritual) y se han entregado a Él sin abrigar dudas, desconfianza ni sospecha. Tal es el inmenso poder cautivador y depurador del rayo de la voluntad espiritual, cuando un hombre establece el Puente de Luz con sus centros superiores de consciencia. Lee a Teresa de Jesús, a Tomás Kempis, a Kabir y a los santos y santas de las distintas tradiciones.
5) «Los pobres electivos, quienes eligieron la privación y la plenitud de la nada, sólo ellos pueden describir la holgura de la pobreza. La riqueza que adviene luego es la Coronación de la Gloria del Rubí y del Oro en el Supremo y Simple Esplendor».