1) «El verdadero poder del gobierno de los hombres es que constituye una forma efectiva de Servicio». Con estas palabras se quiere significar la rica latitud de esta configuración, en que las fuerzas del espíritu se retraen hacia los aspectos personales y potencian la práctica de la virtud y del bien, incluso sacrificando una buena cuota de su aptitud real para alcanzar el despertar súbito. Aquí se dan las bodas del Cielo y de la Tierra a escala; es decir, el aspecto moral y sentimental, afectivo, se ve enriquecido a extremos magníficos por la influencia creciente de la inspiración que brota desde la esfera superior. En consecuencia, tu Misión en la vida es habilitar la práctica del Bien, del mutuo entendimiento, de los más nobles y confortantes sentimientos de compasión y unidad. Por la vía de la expansión de esos sentimientos sublimes seguramente alcanzarás a ascender por «la Escala de resbalosos peldaños» en dirección a la fuente solar: no dejes de ver que la atmósfera y la naturaleza del alma son también sublimemente amorosas y tiernas, de una sensibilidad exquisita. La línea de menor resistencia, la vía de comunicación más directa con el aspecto intuicional del alma, son los sentimientos más nobles y puros de un corazón lavado «en la sangre del Cordero», que dejó atrás todo residuo egoísta y tendencioso.
2) Tiempo de gratificar a la Vida, precisamente viviendo de la forma más feliz y compasiva, uniéndonos con los demás desde la báscula del Corazón, reforzando los vínculos parentales y de toda otra índole. Momento de procurar a todas las criaturas tu propio sentido de Devoción por la Obra Maestra de la Existencia. Se presentan circunstancias de alta propicidad, particularmente en la medida que el aspirante aprenda a desarrollar la visión teúrgica. Se trata de ser como los Dioses para entrar en contacto con nuestro Dios Interno y con Ellos. Vivir como almas para de esa manera edificar el puente de Luz que nos ligue a los principios espirituales de un modo permanente. Y el trazado del puente es tanto a través de la plegaria espontánea, floración de un corazón que se vuelca hacia la Luz, como de la meditación sobre soportes o semillas de ética espiritual (el Amor, la Compasión, la Unidad) y por la práctica del Servicio desinteresado en el marco de un poderoso ejercicio de buena voluntad. Ocasión excelente para sentir las frescas brisas del alma alentar sobre nuestros sentidos y espiritualizar nuestras sensaciones.
3) Como la naturaleza emocional se encuentra especialmente favorecida, es frecuente bajo este trazado que el aspirante se deje arrastrar por los viejos hábitos afectivos y emocionales. De esa forma, conductas egoístas que ya debieran estar controladas sino erradicadas, renuevan su presión sobre la consciencia, haciendo de la vida psicológica un caldo de cultivo para afecciones de ánimo, desfallecimientos, negatividades y toda suerte de conatos de sensualidad así como de actitudes antojadizas y caprichosas, casi pueriles. Especialmente la falta de madurez emocional -condición común en la presente Humanidad- pone al aspirante en serios aprietos. De allí que se le encomie el estudio de obras espirituales de gran belleza. Los místicos sufíes y los místicos-poetas españoles pueden iluminar el corazón, del mismo modo que obras como La Voz del Silencio, de Helena Petrovna Blavatsky, seguramente despertarán finas y sutiles intuiciones acerca de una verdad mayor y progresiva, que tienen que ver con el Arte de Vivir o el Sendero del Discipulado.
4) Es esta una zona de experiencia apta para el aprendizaje de las vidas ejemplares. Uno debería abocarse a emular las actitudes y conductas -de hecho, la calidad en el pensar y en el sentir- de los hombres y mujeres que amaron a la Humanidad y a la Naturaleza. Buscar inspiración en el reservorio moral del género humano y abastecerse de suficiente energía, de modo de abordar el desafío de la diaria convivencia con el vigor y el entusiasmo -Dios en ti- característico de los que han puesto sus plantas en la región sidérea de la Virtud, la Belleza y la Verdad.
5) «Va el alma en busca de su Señor y no la confunden los velos de la alcoba. Ella es diestra en las artes de la Belleza y ha amado su celda con las más espléndidas y luminosas sedas. Para acercarse a nuestro Señor en el Corazón, en la íntima alcoba, es necesario adquirir la destreza del alma para transformar en Belleza todo imperio de necesidad».