1) Experimentas una división interior, una puja entre fuerzas encontradas y contradictorias que te llevan a encarar los desafíos de la existencia de modo precipitado y angustiado. Tu Misión en la vida es alcanzar la armonía en medio de los conflictos y circunstancias de adversidad, sin perpetuarlos ni provocar querellas o transgredir el orden natural. En estas circunstancias, te enfrentarás a situaciones en las que se requerirá del juicio, de la intervención y resolución de alguien dotado de cualidades y perspicacia, sano razonamiento y ecuanimidad. Ten presente que en el orden interno, el Supremo Tribunal, el Testigo y el Juez, es tu propia alma. De modo que trata de unificar esas fuerzas contradictorias que aún subsisten en tu carácter, y ponlas a los pies del Maestro Interno, a fin de que surja la luz, la comprensión, y obtengas inspiración para adoptar una decisión adecuada ante cada circunstancia.
2) Hay cierto peligro en tu camino. Te encuentras enfrentado a situaciones contradictorias, a retos; te empeñas en seguir adelante, muchas veces sin considerar las consecuencias de tus actos. Corres riesgos en cuanto a la consolidación de aquello que buscas en el trabajo interno, debido a la urgencia y a la precipitación con que haces tus cosas a fin de alcanzar resultados. Ten presente la enseñanza de la Tradición acerca de que no deberías codiciar los frutos de la acción ni trabajar para ello. Ten presente además que ante las tribulaciones de la vida no existe un sostén más seguro que el temple, la firmeza interna y que, como la misma Tradición nos enseña, ante circunstancias de crisis, de conflictos y luchas, sólo deberías invocar al Guerrero Interno, al Yo Superior, para que luche por ti y de ese modo no involucrarte en el campo de batalla de modo personal.
3) Las principales dificultades y desafíos tienen que ver con tu naturaleza rebelde, indómita. Estás pasando por un período en que te sientes removido y provocado muchas veces por otras personas. Esto también tiene que ver con el surgimiento en tu interior de resistencias a nivel emocional, las que impiden proseguir correcta y diestramente el trabajo que probablemente has emprendido o vayas a emprender sobre ellas. Ten presente que estas dificultades surgen una y otra vez en el camino de la vida en ciclos diferidos y que ante todas ellas debes aplicar la mayor tenacidad y constancia y la fuerza de ánimo suficiente como para sobreponerte y restablecer el orden y el equilibrio perdidos. La recomendación de la Tradición toca el aspecto de la vida ética. Intenta esclarecer en tu mente las ventajas de una vida limpia y pura y trata de ponerlo en práctica en la medida de tu coraje y de tu comprensión.
4) La Psicología Esotérica sugiere que las causas del conflicto residen en la tensión interior, la falta de coherencia y unidad internas, del hecho de que el mundo de la emotividad prevalezca sobre el mundo objetivo de la razón y que de ese modo se establezca una pugna entre las fuerzas de la personalidad (las emociones y la mente) que desencadenan un proceso de desgaste. La Tradición encomia que el aspirante invoque siempre al Yo Superior, al Guerrero Interno, en circunstancias de gran tensión y de lucha íntimas. En este caso es importante aprender a alinear todos los niveles de la personalidad con el aspecto luminoso de la consciencia, aprender a armonizarse, para conseguir atraer a nuestra esfera de actividad la luz y la energía, la paz y el temple de ánimo, todo lo que nos permita encarar en medio de las tribulaciones de la existencia las verdaderas salidas. Todo ello como un medio para obtener los recursos espirituales que nos impidan recaer en los mismos errores una y otra vez. Se dice también que el discípulo debe situarse en el ojo de la tormenta: en medio de la vorágine y del vértigo provocado por el movimiento del viento, en el corazón del huracán, todo es paz. Aún cuando te parezca una condición excesivamente ideal, es importante que en medio de las tribulaciones y luchas internas y externas puedas tomar cierta distancia; puedas apercibirte de que te estás implicando innecesariamente en el conflicto y que, en consecuencia, puedas observarlo de la manera más ecuánime y desapasionada posible, a fin de resurgir con la menor cantidad de heridas y desgaste. Estas heridas no suficientemente cicatrizadas son la causa de que en el nivel emocional se reproduzca el problema, hasta que la Gran Crisis sobreviene y entonces la Vida nos fuerza a tomar decisiones límites.
5) «Antes de la tormenta todo es silencio y paz. Una vez que transcurrió la tormenta todo vuelve a ser silencio y paz. Aquello que es lo único, antes y después y siempre, es el estado al que debes aspirar».