1) Te ha tocado vivir en medio de personalidades y tiempos de decadencia y marchitamiento. La infamia y la desmesura rigen todas las cosas. Tu Misión de vida consiste en buscar refugio en la privacidad, permanecer oculto y potenciar el propio valer, las cualidades de la abnegación, templar la espada para mantenerte erguido en medio de tentaciones indignas y elementos de corrupción. Se trata de una existencia o de un ciclo caracterizado por la necesidad de replegarse hacia la esfera interior, hacia el centro, ya no como un medio particular de voluntario desarrollo espiritual, sino como una necesidad acuciante; la necesidad de establecerse en una plataforma interna donde la verdad y la claridad de la mente ayuden a sobrellevar este período, que constituye una transición riesgosa y representa una Prueba en el Camino. Estás siendo puesto a prueba por las fuerzas del Destino a fin de que deduzcas las sutiles aptitudes y potencialidades del alma. Se te puso a prueba a fin de que aprendas a convivir contigo mismo, a adquirir confianza y temple, con el objeto de cualificarte para los futuros momentos en que se demande de ti una acción más efectiva, con otra implicación personal.
2) Como se indicó antes, se trata de una Prueba de agua y de fuego. En el primer caso te las verás con la rebeldía pasional y juvenil que una y otra vez ofrece resistencia y quiere revolucionar las circunstancias del entorno. En el segundo caso porque es precisa la mayor claridad y luminosidad en la mente, la puesta en actividad del Fuego Solar, el fuego de la consciencia del alma, para ver y comprender esclarecidamente que en estas circunstancias la verdadera sabiduría reside en el repliegue de las fuerzas del espíritu y en la completa sujeción a la norma humana y a la ley moral. Momento crítico y revulsivo que exige de nosotros fijar en la tierra nuestras raíces y penetrar en la roca para dar con la base interna, estable y segura, que nos permita sostenemos por nosotros mismos, sin dejamos tentar o seducir por las promesas del mundo.
3) Precisamente, dentro de las principales dificultades, además de la extrema limitación de movimientos, del estancamiento externo y social y la caída de muchos de nuestros sueños de exposición pública, la dificultad mayor que puede presentarse una y otra vez es la tentación de los insignificantes, de los inmorales. En otro sentido y en clave psicológica: los elementos inerciales de nuestro carácter, nuestras miserias y debilidades están todavía vivas y muy estimuladas, y pretenden seducimos con sus demandas. Los múltiples yoes, las voces confusas y contradictorias del subconsciente, la semi-inteligente presión de nuestra naturaleza elemental, nos acucia dramáticamente intentando establecerse como el poder de mando. Se corre el riesgo de perderse en los meandros cenagosos del Camino. Urge la adopción de fuertes medidas de autocontrol; la introyección de la fuerza psíquica, la reclusión en nuestra morada interior; el repliegue sobre nosotros mismos en procura de la verdadera y positiva resistencia del Héroe en el corazón, del alma. Las tribulaciones son y serán muchas, pero la oportunidad de crecimiento espiritual es, paralelamente, inmensa
4) Como se anotó, hay que desplegar las fuerzas del espíritu, pero especialmente en la esfera subjetiva, a fin de fortalecer el área más vulnerable y frágil de nuestra naturaleza en estos tiempos. Recurre a la invocación, a la plegaria espontánea del corazón, busca socorro y soporte en la hondura y vuélcate hacia adentro. Ante el estancamiento social y relacional, la salida más edificante es la actividad de las fuerzas subjetivas, la reconstrucción del Castillo donde mora el alma, la erección del Puente de Luz (el antakarana) con las potencias iridiscentes del Loto Egoico. Que relumbre la energía de la perseverancia y de la paciente maduración interior. Puedes buscar inspiración en el libro del discípulo de la tradición bíblica, «El libro de Job», particularmente los comentarios que sobre ella realizó Alice A. Bailey.
5) «El agua del estanque oculta el fango en el fondo. La Vida se nutre del fango del fondo, transmuta el defecto en alimento y con el tiempo fija tan hondamente su trabajo de purificación, que en el vientre del estanque el agua vuelve a adoptar el brillo de la pureza».