1) Lo viejo es eliminado y se introduce lo nuevo. Quizás hayas debido sortear una pasada encarnación crispada de dificultades y con escaso margen para la acción. Tras la recapitulación completa de tu propio proceso de desenvolvimiento espiritual -algo altamente probable en la presente existencia-, la ascendente Luz del alma recobrará la supervisión de tus obras y de tus horas. Tu Misión en la vida es establecerte en la quietud del espíritu y, con la estabilidad de la Tierra, asistir a la inminente elevación del Sol sobre el horizonte: simbolismo de alumbramiento interior o despertar espíritual. Naturalmente este concepto, despertar espiritual, debe ser considerado con suma cautela. Para la mayoría de las personas apenas indica un súbito interés por visiones alternativas que expliquen los enigmas de la vida. Para las menos se trata de la experiencia integrada del alma con el espíritu universal. De una u otra forma, está señalado que asistirás a una suerte de natural y espontánea eclosión o florecimiento interior, en condiciones inmejorables para progresar con decisión en el Camino de creciente conscienciación.
2) En estos momentos, en que la energía del alma vuelve a brotar urgiendo respuestas y acciones condignas, está muy indicado la asociación con grupos de estudios espirituales o esotéricos. Si ese es tu caso, presta mucha atención y no te dejes seducir por aquellas organizaciones que pretenden dispersar el conocimiento de prácticas magistas. Está dicho por nuestros Hermanos Mayores que allí donde ninguno de Ellos está, los hombres se vuelcan rápidamente hacia las prácticas mágicas. Esto podría ponerte en una situación muy comprometida en el Sendero espiritual. Examina la vida del alma a la luz de tu intuición, y ordenarás tu búsqueda y tus convicciones con la escuadra superior de la Razón y de la Ley.
3) Un cierto sentimiento de incompetencia e ineptitud, ocasionado tal vez por el rumor de las viejas playas de otras vidas de dificultad, se puede extender sobre ti, como las últimas sombras del invierno. Pero pronto despertarás al solsticio interior, a la Luz del alma. Una dificultad saliente reside en desarrollar una actitud ansiógena respecto a los logros y progresos en esta espiral ascendente pluri-encarnatoria. De ninguna manera deberías esperar que se cumpla la lógica de la materialidad: no existe progreso sino a través de los ciclos de vida, y no resulta ventajoso el perseguir ansiosamente resultados de ninguna naturaleza, particularmente si tienen que ver con la adquisición de conocimientos espirituales. Todo a su tiempo.
4) Actúa con la naturalidad y la espontaneidad de una salida del sol, de un amanecer. Ve desentumeciendo tus músculos -mentales y emocionales. Gradualmente, al ritmo ascensional del sol -el alma espiritual-, y desplegándote con la radiación benigna y envolvente del astro regente. Está señalado en tu camino que toda práctica que ensayes para volverte luz y persistir en ello, debe ser efectuada con la mayor sencillez, sin ceremonialismos vanos. Si bien los grupos espirituales te son altamente convenientes, reflexiona también sobre aquellos en que los rituales y las observancias externas de su canon reglar se hayan constituido en la estructura fundamental del trabajo. Desde ya, aléjate de organizaciones ritualísticas vacías de contenido y carente s de norte espiritual. Las ceremonias inspiradas de la Francmasonería, por el contrario, destilan una fuerte impronta fiel al Orden Superior, y realizadas con la solemnidad de vida requerida podrían ser un curso natural, paciente y gradual para tu desenvolvimiento. Haz méritos y ponte en las miras del «cazador de hombres». Seguramente en instituciones tales, bien podrías terminar tu recapitulación y alcanzar un cierto despliegue de luz. Puedes leer al respecto «Vida oculta en la Masonería» de Charles W. Leadbeater. O la obra de Arthur Powell y de Foster Bailey sobre el fenómeno mandálico y operático de la Francmasonería.
5) «Atravieso las tinieblas de la noche con ayuda de la luz prometida. Sólo en la más cerrada noche se percibe la magnitud de la aurora. La luz es un rayo que divide las tinieblas en ahora y siempre».