1) Encarnas el papel del noble que interviene en la razón social y favorece la comunidad con sus otros congéneres. Tu Misión de vida te sitúa en la dirección de un movimiento de naturaleza cósmica, orientado a establecer un orden y un equilibrio entre las fuerzas vivas, humanas y de todo orden, capaz de viabilizar la efectivización del Plan Maestro de Evolución. Actúas como agente de este propósito ordenador, pacificador y cohesivo, que alienta la inmensa esperanza de que los pueblos se unan tras los más elevados valores universales. Para ello, tu participación puede ser considerada crucial. Puedes postular el entendimiento y la unión entre los diferentes grupos de poder que constituyen los distintos renglones de la comunidad; pero además, puedes conducir las fuerzas del mundo moral y servir con ello al Plan Director. Cuentas con claridad y luminosidad interior y la fortaleza y el arrojo personal, dos condiciones que en este orden sostienen el rol de todo consolidador del proyecto humano.
2) Has superado fuertes conflictos y te ves ahora en posición de abocarte a la resolución de los problemas de las relaciones humanas en general. Dispones de la energía y de la cordura necesarias para ordenar tu mundo emocional a través de la luminosidad de la mente y de la fortaleza de tu conducta y determinación. Has encarado el trabajo preparatorio con habilidad y has alcanzado un punto en tu existencia en que las circunstancias externas son reflejos del desenvolvimiento positivo de tu naturaleza moral y mental. Puedes ser el discípulo que consolidó su campo emocional y se alista para la futura expansión de consciencia que sobrevendrá, tras nuevas crisis y pruebas de fuego. Pero en estos tiempos, ejercítate en la total claridad de la mente, para visualizar, mensurar y elegir el camino, y para compartirlo con tus condiscípulos y con todos los seres. Recuerda que compartir la Sabiduría, la Moderación, el Juicio y la Compasión, es la mejor forma de compartir, como lo hace un espejo, aquellas imágenes que puedan servir de aliento y orientación para los hombres que se han extraviado en sus luchas intestinas y públicas.
3) Una de las principales dificultades en este cuadro existencial resulta de no aplicar de forma razonable y positiva el ordenamiento de todos los factores en juego, personales (en ti mismo) y colectivos (con los demás), ya por exceso de confianza o por falta de energía y de aplicación. El exceso de confianza suele surgir cuando hacemos grandes progresos morales y nos sentimos henchidos de un nuevo poder; este poder existe, pero debe ser potenciado y energizado permanentemente a fin de que no decaiga y no nos abandone ni se torne en algo fatuo. Una falta de apreciación crítica sobre la latitud de tu «poder», puede llevarte a una actitud irresponsable y de ese modo perderías una oportunidad maravillosa para servir como instrumento del Plan de Crecimiento Armónico, que procura la consolidación del proyecto humano mancomunadamente con los otros Reinos de Vida.
4) Persevera en tu disciplina mental. Ordena una y otra vez el mundo de tus sentimientos. Desaloja los deseos compulsivos y aprende a no enardecerte ni actuar de forma pasional. El poder de la razón, iluminada por el alma, sostiene toda empresa individual o colectiva, y es importante que entiendas el valor de inspirar y estimular a los demás hombres para que se alisten en el ejército de la Buena Voluntad. Este primer trabajo: el de consolidar el núcleo de servidores en tu entorno, es tu primer gran cometido, y no deberías dejar el ruedo ni delegar en otros el mando o la jurisdicción alcanzada sin antes haber sabido transmitir consciencia y comprensión sobre la necesidad apremiante de consolidar el proyecto comunitario de la Humanidad.
5) «Cuando un niño ensambla las piezas del rompecabezas con que juega tiene a la vista el plano terminado. Cuando un hombre sabio ensambla los roles terrestres que lo incluyen tiene en la mente el Plan de la Eternidad. Y él es la primera pieza en el armado y la última en el desarmado de cada uno de los proyectos».