Después de haber estudiado el Tarot durante más de cuarenta años me encontré en París con Philippe CAMOIN, descendiente directo de la familia Camoin, último impresor marsellés del Tarot de Marsella.
El origen de la fábrica se remonta a 1760, fecha en la que fue creada por Nicolás Conver, que graba en esta fecha el más célebre Tarot de Marsella, el Tarot de Marsella de Nicolás Conver (reeditado en 1965 por la Casa Camoin). Desde nuestro primer encuentro decidimos trabajar juntos en la restauración del Tarot de Marsella tal cual era en su origen.
Con preciosos secretos concernientes a su historia, a su fabricación, su tradición y su simbolismo, y con las planchas de impresión originales, nosotros éramos los únicos capaces de poder restaurar el Tarot de Marsella original. Estudiamos y comparamos por computadora innumerables versiones del Tarot de Marsella, entre las cuales se encontraban el Tarot de Nicolás Conver, el Tarot de Dodal, el Tarot de Francisco Tourcaty, el Tarot de Fautrier, el Tarot de Jean-Pierre Payen, el Tarot de Suzanne Bernardin, el Tarot de Besançon de Lequart, etc…
La dificultad de un trabajo de restauración como ese reside en el hecho de que el Tarot de Marsella se compone de símbolos estrechamente imbricados y ligados entre sí: si un sólo trazo se modifica, todo el edificio se desmorona. Se necesita entonces ser plenamente conscientes del plan y de la intención real de los creadores para llevar a buen término tal trabajo.
En el siglo XVII existían un gran número de impresores del Tarot de Marsella. Los juegos del Tarot del siglo XVIII simplemente los copian. No se puede pretender entonces que un Tarot del siglo XVIII sea el Tarot original. Dicho esto, es fácil aceptar que aún el Tarot de Nicolás Conver de 1760 contenga errores u omisiones.
La gran pregunta es ¿qué fue de todos los juegos del siglo XVII? Si no queda huella de ellos es simplemente porque las gentes de la época reciclaban las viejas cartas para convertirlas en tarjetas de presentación.
Si en su origen los dibujos del Tarot eran hechos a mano, en una época posterior se fueron integrando otros métodos diferentes. Cada época y cada método aportan sus propios límites en cuanto a la riqueza de trazos y al número de colores utilizados. El método de la coloración por serigrafía no permitía una gran precisión, y sobre todo, imponía un número relativamente limitado de colores. Un juego fabricado para un rey tenía una variedad mucho más grande de colores que un juego fabricado para el gran público.
El número de colores utilizados fue también limitado por la aparición de las máquinas industriales en las imprentas del siglo XIX. El hecho de que numerosos ejemplares del Tarot de Marsella fueran fabricados por impresores diferentes y en diferentes épocas con una gran similitud prueba la existencia de un canon común original. Según los impresores, los trazos y los colores eran reproducidos con más o menos fidelidad. Los impresores no iniciados en el simbolismo simplificaban al máximo el canon original.
Quienes los copiaban agregaban a su vez sus propios errores. Cuando estudiamos todos los Tarots que han llegado hasta nosotros nos damos cuenta que algunos de ellos no son más que copias de un Tarot más viejo. Así es como se pueden encontrar errores evidentes copiados de un Tarot a otro más reciente, probando que este último no es mas que un espécimen más pobre que el anterior. No se debe entonces atribuir a estos tarots un valor esotérico que no tienen.
Desde luego que también algunos Tarots tienen rasgos absolutamente idénticos que se pueden sobreponer y que poseen símbolos esotéricos auténticos que no aparecen en otros tarots. En este caso no puede hablarse de una simple combinación de sus características. De esto debe deducirse, en cambio que estos tarots similares fueron copiados de un tarot mucho más antiguo y hoy desaparecido. Es ese Tarot original el que hemos querido restituir a los amantes del Tarot.
Hasta hoy, el juego de cartas que más se aproximaba a este ideal era el Tarot de Paul Marteau. Sin embargo, en los que concierne a sus trazos, es la copia exacta del Tarot de Besançon editado por Grimaud a fines del siglo XIX, que reproduce a su vez el Tarot de Besançon editado por Lequart y firmado «Arnoult 1748», tal como lo demuestra la superposición por computadora de los tres juegos.
Si los colores utilizados en las ediciones sucesivas del Tarot de Nicolás Conver respetan convenientemente los colores de la tradición, la edición de 1880 del Tarot de Nicolás Conver de 1760 utiliza ya colores que no tienen nada que ver con esta tradición. Ahora bien, son estos colores los que retomó Paul Marteau.
Estos colores fueron sin duda aconsejados por la fábrica Conver (convertida en fábrica Camoin) por alguien que estaba más orientado a la psicología que al simbolismo y no son los colores elegidos por los iniciados que trasmitieron originalmente el Tarot de Marsella, por lo cual representan una intrusión en la transmisión del saber iniciativo. Si bien es cierto que la interpretación de estos colores puede mostrar algún interés al debutante o al psicólogo, puede provocar conflictos en el espíritu del discípulo y ser finalmente rechazados por el iniciado.
Por estas razones yo he debido, rindiéndome a las evidencias, hacer un inmenso esfuerzo para abandonar más de cuarenta años de trabajo de memorización del Tarot de Paul Marteau y aceptar, a pesar de mi dolor, la Verdad Tradicional. Las nuevas técnicas de impresión por computadora nos han permitido dar a los trazos y a los colores del Tarot de Marsella una precisión jamás alcanzada.