Si bien habíamos escrito que no sabíamos quién lo había creado, ni dónde, ni cuándo, parece necesario plantearse la pregunta, solamente en busca de una respuesta en la pregunta misma.
El tiempo necesario para la creación de una obra tan monumental, de conocimientos enciclopédicos y a este nivel de conciencia… es imposible que un hombre solo hubiera hecho este trabajo, son cientos de siglos de trabajo cotidiano. O aceptamos que se trata de un libro revelador (lo que para un espíritu religioso sería «creado» por Dios), o la conclusión es que quizás sea la obra de un grupo de hombres que la realizara a través de numerosas generaciones, o como lo afirman algunos alquimistas, que el autor fue un individuo que vivió varios siglos.
Sea cual sea la teoría adoptada, parece claro que el Tarot fue construido en el secreto de varios centenares de años.
¿Por qué el secreto de tal trabajo? El Tarot de Marsella es la obra de un espíritu superior, individual o colectivo: esta entidad posee un conocimiento matemático, geométrico, científico y arquitectural, infinitamente superior a su época (es importante señalar que el Tarot de Marsella es el precursor, con algunos siglos de avance, del psicoanálisis, y que responde perfectamente al código genético), y desafiando al tiempo, trabaja sin cesar para darle al mundo una enseñanza que se daba por anónima.
¡Acto de amor sin precedentes! Para producir progresivamente un cambio en las mentalidades y desarrollar sus potencialidades, el Tarot debía ser un instrumento sin época histórica, sin nacionalidad y sin pertenecer a ninguna enseñanza doctrinaria conocida. Debía ser un sistema completo susceptible de ilustrar y despertar sin ninguna referencia a otros sistemas.
No debía ser ni alquímico (¿no existían ya tratados de alquimia?), ni astrológico (¿no se enseñaba en la universidad?), ni cabalístico (¿no eran suficientes el alfabeto hebreo y la Tora?), ni una interpretación de los Evangelios (los apóstoles ya habían entregados los conocimientos de Cristo)…
El Tarot de Marsella es un mensaje enviado desde el fondo de los siglos, libro de todos los límites, con el propósito de devenir la llave del Arcano Único (Arcana en latín significa misterio o secreto), que no es otro que la Conciencia. Hoy en día, directamente o no, millones de personas han entrado en contacto con el Tarot… Muy pronto el Tarot se convertirá en un aliado indispensable de la medicina, particularmente del psicoanálisis.
Tendrá influencia sobre el Arte Humano, que conduce al Arte Sagrado. Desarrollará la intuición colectiva, permitiéndole utilizar sus potencialidades parapsicológicas. El Tarot de Marsella, sin autores determinados ni raíces geográficas, históricas ni ideológicas, se sitúa en la Libertad Infinita de la Conciencia y rehúsa las religiones y los templos que podrían practicarlo o elevar en su nombre.
El Tarot entonces no es más que un instrumento humilde y grandioso al servicio del Cosmos. La venerable entidad propone que cada uno de nosotros devenga uno de los creadores del Tarot y nos propone una estructura que debemos poblar y habitar y nos permite así colaborar en esta Gran Obra.