Nadie sabe quién invento el Tarot, ni dónde, ni cuándo. Nadie sabe lo que significa esta palabra, y tampoco a qué idioma pertenece. No se sabe tampoco si está en el origen del juego de cartas o solamente es el resultado de una lenta evolución que hubiera empezado por la creación de un juego de cartas llamado «naïbbe» (cartas) y al cual se le hubieran agregado después los Arcanos Mayores y las Pintas.
Primer punto de referencia certero: la prohibición en 1376 en Bern del juego de cartas. En 1392, aparece en las minutas de Charles Peupart, tesorero de Carlos VI, que se pagaron 56 sols al Jacquemin Gringonneur de París por pintar tres juegos de cartas en dorado, pero esto no quiere decir que Gringonneur fuese el que inventó el Tarot… En 1377, un monje alemán menciona un juego de cartas que habría visto en Suiza. En España se señala la aparición del juego de cartas en 1378.
En 1457, San Antonio, en su «Tratado de Teología», hace referencia al Tarot. En 1500, un manuscrito en latín ? «Sermones de ludo cum aliis»- contiene la lista de los Arcanos Mayores.
Hasta el siglo XVIII el Tarot es asimilado a un juego de azar y su sentido profundo pasa desapercibido. Se copian los dibujos, se los transforma, se los mutila, se adornan con retratos de nobles, se les pone al servicio de la corte. Pero en 1781, el autor francés Court de Gebelin redescubre el Tarot (de Marsella) y lo presenta en el noveno volumen de su «Mundo Primitivo».
Agregando un cero a El Loco, equivocándose en los números de El Ermitaño y de Templanza, agregando un pie a la mesa de El Mago, transformando el cetro de El Papa, dibujando a El Colgado de pie, etc… pretende también corregir los «errores» del original, e ignorando sus propias inexactitudes, le otorga al Tarot un origen puramente inventado: los 22 Arcanos Mayores serán jeroglíficos pertenecientes al «Libro de Toth», rescatado de las ruinas egipcias hace mas de mil años… Diez años más tarde, un adivino, el barbero Eteilla «restaura» la «significación» del Tarot de Marsella y establece entre sus Lames fantasiosas unas no menos fantasiosas relaciones con la astrología y la cábala.
¡Y desde entonces, miles de libros fueron escritos demostrando que el Tarot toma su fuente de los egipcios, los caldeos, los hebreos, los árabes, los hindúes, los griegos, los chinos, los mayas, los extraterrestres, los suprahumanos, cuando no se evoca a la Atlántida o a Adán mismo, susceptibles de haber dibujado los primeros bosquejos! La palabra TAROT sería egipcia (TAR: caminos; RO, ROS, ROB: real), hindú-tártara (TAN-TARA: zodiaco), hebrea (TORA: ley), latina (ROTA: rueda; ORAT: él habla), sánscrita (TAT: el todo; TAR-O: estrella fija), china (TAO), etc…
Diferentes grupos étnicos y religiosos, y también diferentes sociedades secretas han reivindicado la paternidad del Tarot: gitanos, judíos, masones, rosacruces, sofistas… Encontramos influencias de los Evangelios y del Relato del Apocalipsis (en las Lames como El Mundo, El Colgado, La Emperatriz, La Justicia, Templanza, La Fuerza, El Diablo, El Papa, El Juicio), enseñanzas tántricas, del «YI KING» y del calendario solar azteca… Algunos ven en el Tarot una obra de alquimia, cabalística, astrológica, aritmománcica… Cada sociedad, cada nudo esotérico, cada rama de la magia, cada iniciado, cada nacionalidad, cada artista… sienten entonces la necesidad de pintar, por fin, el verdadero Tarot.
¡Desde hace doscientos años, mas de 7000 juegos nuevos han aparecido! ¡Cientos de cartas antiguas rescatadas de bibliotecas con la esperanza de recuperar las Lames originales!
De este enmarañamiento de interpretaciones limitadas ingenuas, fantásticas, mercantiles, pseudo-históricas, románticas, esquizofrénicas, vanidosas o coloradas, de esta superposición de dogmatismo y de sistemas emerge por fin el TAROT DE MARSELLA, monumento auténtico, anónimo como lo es todo arte sagrado, definido en estos términos por el ocultista Eliphas Levy:
«Es una obra monumental y singular, simple y fuerte como la arquitectura de las pirámides, durable en consecuencia como ellas; libro que resume toda la ciencia y donde todas las combinaciones infinitas pueden resolver todos los problemas; libro que habla haciendo pensar; inspirador y regulador de todas las concepciones posibles: la obra maestra quizás del espíritu humano, y absolutamente una de las cosas más bellas que nos han dejado la antigüedad; clavícula universal, verdadera maquina filosófica impide al espíritu de extraviarse, dejando su iniciativa y su libertad, son las matemáticas aplicada al absoluto, es la alianza del positivo al ideal, es una lotería de pensamientos todos vigorosamente rigurosos como los números, es en fin quizás lo que el genio humano nunca ha concebido a la vez simple y el mas grande» («Dogma y ritual de la alta magia», 1854.)
Lamentablemente, E.Levy, como Gébelin y Eteilla, a pesar de su inmensa intuición desenvaina el TAROT DE MARSELLA, lo encuentra «exotérico», e inventa las cartas «esotéricas» según él, creadas para su propio Tarot.
Pone en relación cada Pinta del Tarot con una de las 22 letras del alfabeto hebreo, menosprecia los Arcanos Menores y coloca a El Loco entre las cartas 20 y 21. Y desde entonces, pocos han sabido deshacerse de esta visión personal y, literalmente, ver el Tarot original. Sin querer reconocer que El Loco es un misterio, sin número, que no está en ninguna parte y al mismo tiempo está por todos lados… innumerables teorías se han hecho sobre él, las cuales le otorgan el numero 0 o el 22. Y cada uno de los teóricos, como Cenicienta, está dispuesto a cortarse un pedazo de pie para poder calzar el zapatito de cristal.
Con el fin de hacer coincidir el Tarot con los XXII Senderos del Árbol de la Vida de los Diez de la Tradición Cabalística, Arthur Edwards Waite, ocultista inglés miembro del Orden Hermético de la Aurora Dorada, invierte los números de La Fuerza y de la Justicia, transforma a El Enamorado en Los Enamorados, y falsifica el significado de todos los Arcanos Mayores…
A.Crowley, ocultista perteneciente a la Orden del Templo del Oriente (O.T.O.), cambia nuevamente los números, la significación y el orden de las cartas. La Justicia se vuelve El Ajustamiento; La Fuerza, La Lujuria; Templanza, Arte; El Juicio, Aeon. Elimina Los Pajes y los Caballeros convirtiéndolos en Príncipes y Princesas…
Es curioso y revelador observar las diferentes variaciones que los interpretes más o menos iluminados hacen sufrir al TAROT DE MARSELLA, ver cómo, copiando los errores de sus predecesores, se les atribuye un sentido «tradicional».
Oswald Wirth, ocultista suizo, masón y miembro de la Sociedad Teosófica, dibuja su Tarot, e introduce no solamente trajes medievales, sino también esfinges egipcias, el símbolo chino del Tao, la versión del Diablo de E. Levy, etc… y se inspira además en la torpe versión de la Corte de Gebelin (ver su La Casa de dios, su Templanza, su La Justicia, su El Papa, su El Enamorado) más que los del verdadero TAROT DE MARSELLA…
¡Algunos eruditos llegan incluso a afirmar que el TAROT DE MARSELLA es una versión ingenua del Tarot de Gebelin!… Los miles de adeptos de la secta Rosacruz americana afirman que el Tarot egipcio de R. Falconnier, entonces perteneciente a la Comedia Francesa, que publican en 1896 y dedican a A. Dumas hijo, constituye el original del juego sagrado…
Dos siglos de sueños y de mentiras. Montañas de libros y de cartas impresas en busca de un secreto al alcance de todos esperando que fuesen descubiertas las directrices de una lectura correcta: EL TAROT DE MARSELLA.