Su nombre lo indica todo: falta de cordura, carencia de sentido común, inconsciencia, irreflexión. Por consiguiente, no debe sorprender que el psicólogo suizo Carl G. Jung llegara a manifestar que el arcano de El Loco simboliza al individuo que carece de conciencia de sí como persona, es decir, que se encuentra en una fase tal de inmadurez e infantilismo que aún no ha alcanzado la etapa de desarrollo de la conciencia.
Al respecto, es harto expresivo el número cero (0) con el que se designa a este naipe, ya que significa que está fuera de todo orden y forma, de cualquier ley que sea compatible con los demás. También podemos interpretar la circunferencia del cero como el girar del loco, como la circunvalación del obseso, del neurótico, siempre moviéndose en círculo alrededor de su neuropatía sin ir a parte alguna determinada. Es el eterno girar del individuo sin objetivo definido, sin una meta concreta.
Esta carta significa, que duda cabe, movimiento, desplazamientos; viajes, cambios, pero de una manera inesperada, improvisada, imprevista.
Es la marcha hacia adelante sin un plan prefijado o meditado, sino improvisado, sin que importe demasiado lo que queda atrás ni el futuro que le aguarda. Señala a la persona que vive y disfruta del presente, que saca todo el jugo que puede a lo inmediato, sin importarle el daño que pueda causar. Se ríe y se aprovecha de los que se preocupan de estudiar y laborar para abrirse camino en la vida a través de sacrificios, paciencia y trabajo. Es el sujeto antisocial, el hippie, el rockero, el punkie.
Por otro lado, El Loco, con su distintivo numérico; el cero, significa que es la persona que no ha superado el trauma del nacimiento, el ser que ha dejado ya la matriz materna (O), pero que busca inútilmente por el mundo, cual holandés errante, cual vagabundo cósmico, el «paraíso», el «estado de éxtasis y beatitud, de suprema felicidad, paz y acomodo» que gozaba en el vientre de la madre.
Es, por consiguiente, el sujeto que no comprende que ya no puede volver a la nada, o sea, al útero materno, por muchas vueltas que de. Ha de asumir sus propias responsabilidades, empezar a ser independiente, cortar el cordón umbilical psíquico que le une de una manera patológica e inconsciente a la madre y comprender que no puede volver al vientre materno. Si no lo hace así, se convierte en el «eterno loco», en el alocado que vaga perdido por el nuevo mundo.
En consecuencia, el arcano de El Loco representa el descontrol, el infantilismo, las «chiquilladas» de mayor, las acciones alocadas, la falta de disciplina, la inconstancia, las aventuras, la frivolidad, de acuerdo con la pregunta que se haga a las cartas.
Este arcano, en su significado más amplio, también es el bagaje de las ideas fijas, obsesivas, fanatismos y obcecaciones, que igual pueden plasmarse en materia religiosa, que política, artística, literaria, en el trabajo, investigación, negocios, etcétera. Es el saltimbanqui, el titiritero, el charlatán, el trovador, el bufón, el bobalicón, el poeta vagabundo que se niega a comprender la realidad de la vida y, por lo tanto, jamás busca lo útil ni lo práctico. Las ideas fantasiosas, las visiones, dominan su psique, no es ésta quien domina a las ideas o conduce sus instintos. Por consiguiente, es un naipe que indica una falta de comprensión de los valores de la existencia, un desequilibrio entre la realidad y la fantasía.
El Loco representa al sñador que va malgastando sus facultades naturales en utopías, frivolidades, futilidades, aventuras exóticas. No tiene capacidad para la vida rutinaria, sedentaria ni paciente y tampoco para planificarla u organizarla; la improvisación y la impulsividad dominan la personalidad. Es el sujeto que prefiere adaptarse a lo que se presente antes que sacrificarse a base de estudios o trabajos serios e intensos para abrirse camino o intentar dominar sus circunstancias.
En consecuencia, es una carta que señala frivolidad, sensualidad desenfrenada, aberración, turbación mental, obcecación en los propios errores, ideas fijas, exhibicionismo, charlatanería inútil, escasos valores morales, el aprovecharse de los demás (sacar dinero a familiares, amigos, novia, mujer); es el eterno sablista que va por el mundo hablando de los grandes proyectos que tiene cara al futuro, proyectos que jamás cristalizan en nada práctico.
Una faceta o variante de El Loco es la de dejarse arrebatar por la idea de los «grandes negocios», del «golpe de suerte» que enderezará su estrella, por lo que es una carta que aparece como representación de algunos empresarios, negociantes, inversores, poetas, pintores músicos actores, literatos, etc., que queman su vida tras el ensueño de alcanzar fama o fortuna y arrastran tras de sí a la familia hacia la ruina.
Es curioso constatar que ya se trate del propio interesado el que consulte, o de un familiar que pregunte por él, la carta de El Loco aparece constantemente cuando la actuación del sujeto es realmente mu alocada. En nuestro quehacer diario nos hemos encontrado, más de una vez, con el hecho de tener que enseñar todas las cartas al cliente para que comprobara que entre las mismas solo había un Loco, ya que éste aparecía en todas las tiradas, recordándole lo poco cuerdamente que estaba actuando en todos sus asuntos.
También hay que tener en cuenta que la carta de El Loco tiene dos caras o facetas: una de «vividor, estafador y aprovechado». en la que sin seguir ningún plan establecido ni hacer sacrificios para estudiar o trabajar vive de las personas que logra encandilar con sus buenas formas y encanto personal; y otra, de «estafado», de «víctima», ya que también sufre las consecuencias de su locura, de sus fantasías, al caer en manos de gentes desaprensivas, astutas y maliciosas que abusan de su jactancia, vanidad y entusiasmo para sacarle lo que tiene por herencia o ha reunido en un golpe de suerte.
Este arcano también significa, por supuesto, la irresponsabilidad social. Incluso representa la ruptura de lo divino o espiritual y la ceguera moral. Simboliza a la persona que rompe toda relación constructiva con familia y amigos y va por el mundo como un vago oportunista, pero sin escaparse de sus propios errores y pecados, que lleva consigo a todas partes (simbolizados por las alforjas que lleva a la espalda, por el lío que cuelga de la vara que lleva sobre su hombro).
Según el tipo de tirada, esta carta representa al consultante, cuando es el mismo el que acude a la consulta, mientras que, en otras ocasiones, es la persona sobre la que se consulta. En una tirada no hay que considerar o seleccionar a priori la carta de El Loco como la representante del cliente; hay que dejarla libre y que salga donde quiera, interpretándola según el lugar en que quede colocada o de acuerdo con el tipo de pregunta que se haya realizado. Solamente se interpretará como representando la personalidad del cliente o al interesado cuando salga como carta primera.
Cuando aparece El Loco en una tirada suele indicar, asimismo, la irreflexión, la impulsividad, el atolondramiento y la precipitación con que se está actuando en el asunto que se tiene entre manos, se trate de dinero, trabajo, negocios, amor, etcétera.
Si esta carta aparece como una respuesta a una pregunta (sobre todo cuando se saca un solo naipe), señala que se está a punto de cometer una locura, una acción alocada, de la que posteriormente se pagarán las consecuencias. Hay que cancelar rápidamente lo que se pensaba hacer. En tales casos, pues, es una carta que advierte contra la precipitación, la imprudencia y las cosas poco premeditadas o ilógicas, por no decir irracionales.
Referente al dinero, es un arcano que expresa gastos injustificados, despilfarro, carencia de moderación y del sentido del ahorro, incapacidad para llevar la economía propia, familiar o empresarial, falta de auto control, desenfreno en los gastos personales, especulaciones alocadas y destinadas al fracaso, dilapidación en juegos de azar, loterías, bingos, sorteos… , así como derroche con los amigos, haciéndose el grande o el importante. En el caso de una mujer, puede señalar que gasta demasiado en cosas de apariencia y boato (diversiones, vestidos, fiestas, salidas, etc.) en vez de adquirir cosas útiles para el hogar o los suyos.
En caso de que se pregunte por un administrador, contable, tenedor de libros, socio, etc., a una sola carta, El Loco significa malversación de fondos, cuentas poco claras, gastos injustificados, sisas en la caja común.
En lo crematístico, no hay que olvidar nunca que es un arcano que connota ideas de grandeza y boato, pero a lo tonto, a lo despilfarrador, a lo malgastador. Significa siempre temeridad peligrosa, aventura fracasada, inversión perdida y jamás el éxito profesional, empresarial, financiero, creativo o personal, por muy duro que parezca. El karma de El Loco es ir por el mundo como bohemio errante tras espejismos, utopías y fantasías que no le reportan reconocimientos ni triunfos, aunque él camina por la vida convencido de que es un verdadero genio, un fuera de serie, un triunfador nato. Eso sí, no hay que creer que El Loco se da mala vida; se da todas las satisfacciones que puede, es alguien con unas dotes de presentimiento nato que saca todo el jugo que puede al momento o instante y se adapta con facilidad a cualquier circunstancia que signifique fiesta, jolgorio, diversión, placer, mujeres, satisfacciones inmediatas, etcétera. Lo peor de la persona que se porta como El Loco es que perjudica mucho a las personas que le rodean, sobre todo a la familiar, que es la que paga sus caprichos y su locura.
Este arcano viene, por tanto, a representar la locura temporal o permanente que todos llevamos dentro en mayor o menor grado y que actúa o se pone de manifiesto cuando menos lo esperamos. Las acciones ilógicas, las fantasías, las equivocaciones personales, los pesares, las frustraciones que vamos acumulando a lo largo y ancho de nuestro transitar por la existencia están simbolizados por ese lío que cuelga de la vara o palo que acarrea El Loco sobre su hombro.
El perro que siempre aparece dibujado en la carta de El Loco (en algunas versiones es una especie de gato o híbrido entre gato y perro), mordiéndole suavemente la pierna, o la ropa, o poniéndosele entre las piernas para dificultar su marcha, representa el sentido común, la lucidez mental, el «perro guía» de nuestro inconsciente, que todos llevamos dentro y que pretende llamar la atención de El Loco para que no siga aventurándose por el camino equivocado, que le conduce hacia el abismo, a la destrucción por las fauces y peligros de la vida real, simbolizados (en algunos Tarots) por los cocodrilos y bestias feroces que aguardan su caída para engullirlo. Por consiguiente, este arcano es una clara advertencia de caminar peligroso.
En su lado más positivo, es la carta que representa, aparte de que se tenga éxito o no, al hombre que va tras sus instintos creativos, sus ilusiones espirituales o místicas, su inspiración y alucinaciones, sin importarle su propia seguridad, las consecuencias de sus actos o el resultado final de su deambular por la vida. Tiene algo de loco divino, de vagabundo encantador, de bohemio simpático, de poeta agradable, de trovador amable, de iluminado pictórico, de músico ambulante, de misionero que quiere salvar al prójimo.