El Tarot de Marsella se compone de una carta (llaves/láminas/arcanos) sin número, EL LOCO y de XXI cartas numeradas en cifras romanas, llamadas ARCANOS MAYORES:
- I EL MAGO
- II LA PAPISA
- III LA EMPERATRIZ
- IV EL EMPERADOR
- V EL PAPA
- VI LOS ENAMORADOS
- VII EL CARRO
- VIII LA JUSTICIA
- IX EL ERMITAÑO
- X LA RUEDA DE LA FORTUNA
- XI LA FUERZA
- XII EL COLGADO
- XIII ESTE ARCANO REPRESENTA A UN ESQUELETO QUE NO TIENE NOMBRE
- XIIII TEMPLANZA
- XV EL DIABLO
- XVI LA CASA DE DIOS
- XVII LA ESTRELLA
- XVIII LA LUNA
- XVIIII EL SOL
- XX EL JUICIO
- XXI EL MUNDO
Más de 40 cartas, los Arcanos Menores, que sería más correcto llamar Colores y divididos en 4 series:
Tres numeradas en cifras romanas del I al X y una no numerada.
Las tres primeras series comprenden los Bastones, las Espadas y las Copas.
La cuarta: los Oros.
Finalmente una última serie de 16 cartas llamadas Honores o Figuras.
Un estudio correcto de los Tarots ubica las figuras en el orden siguiente:
- LOS PAJES
- LAS REINAS
- LOS REYES
- LOS CABALLEROS
Existen entonces 78 cartas, ni mayores ni menores, sino todas fundamentales.
En el TAROT DE MARSELLA RESTAURADO se encuentran diez colores, portadores cada uno de ellos de múltiples significaciones (a los cuales deben añadirse las pequeñas partes pintadas en color violeta): BLANCO, AZUL CLARO, AZUL PROFUNDO, AMARILLO CLARO, AMARILLO PROFUNDO, CARNE, VERDE CLARO, VERDE PROFUNDO, ROJO, NEGRO.
Se percibe que cuatro de estos colores no son divisibles en «claro» y «profundo«.
Estos son el Blanco, el Negro y el Rojo, los tres colores de la Obra Alquímica, y el color Carne, territorio del ser humano, donde se opera la mutación alquímica.
El Tarot rechaza constantemente la simetría: jamás el lado derecho es parecido al lado izquierdo, jamás la parte superior es idéntica a la inferior. Además, para algunas cartas como el As de oros, el 2 de espadas, el 8 de espadas, el 2 de bastones, nos daremos cuenta observando minuciosamente que su aparente parecido esconde en realidad diferencias cuando las damos vueltas.
En cada paso descubrimos nuevos «errores» que, por su repetición sistemática, adquieren un sentido. El Loco, el personaje central de El Enamorado, el personaje de El Carro, el de La Justicia, el de El Ermitaño, el del Arcano XIII, el de El Diablo, el personaje que sale por la puerta de La Casa de dios, un personaje de El Sol, la mujer de El Juicio… no tienen más que 4 dedos en cada mano.
Falta un pie en la mesa de El Mago, y la mitad de la columna y del eje de La Rueda de la Fortuna. Los platillos de la balanza de La Justicia son de un tamaño diferente. El arcón de El Carro está enterrado en el suelo y su conductor no tiene el cráneo completo. Los personajes que enfrentan a El Papa poseen capas rojas. La corona de La Papisa sale del cuadro.
El pie de La Fuerza podría tener 6 dedos. El toro o buey o caballo de El Mundo no tiene aureola. La Estrella parece tener una pierna deforme. La corona de La Casa de dios unida por un trazo al cuerpo del edificio es más estrecha que la torre que la sostiene, etc…
El Tarot de Marsella está dibujado en el interior de un rectángulo que es un doble cuadrado llamado por los alquimistas Rectángulo de la Génesis o Cuadrado Largo Plateado. Esta figura geométrica nos lleva directamente al Número Áureo. Los personajes del Tarot no están limitados por este cuadro, se pierden arriba y abajo: algunos a la izquierda o a la derecha, indicando la existencia de un reino invisible, celeste, subterráneo, positivo, negativo, eterno e infinito que baña cada arcano.
En las cartas existe una rejilla geométrica construida en base a ese doble cuadrado, y también al mismo tiempo encontramos hacia el exterior de los dibujos referencias de círculos y rectángulos más grandes. Podemos entonces imaginar aquí la existencia de un Tarot invisible de 78 grillas geométricas tan disimuladas como el significado de las 78 cartas visibles.
Se vuelve entonces evidente que en la carta, habiendo sido creada según una unidad de medida, existen relaciones estrechas entre cada detalle de los distintos arcanos.
Así, el bastón de El Loco es de la misma longitud que el cetro de La Emperatriz, el cetro de El Papa, el bastón de El Ermitaño, la mancha de la hoz del Arcano XIII, etc… El palillo de El Mago se inscribe perfectamente en la línea diagonal azul claro bloqueando el pecho de La Papisa. Esa varilla es igualmente parecida a los 3 brazos de la cruz de El Papa, a la flecha de El Enamorado, a la forma roja que se intercala entre los 2 caballos de El Carro, a la lámpara de El Ermitaño, a la espada de la esfinge de La Rueda de la Fortuna, etc…
Encontramos igualmente este «palillo caballo padre semental» en los Colores y los Honores.
Todo lo cual confirma que los 78 Arcanos fueron creados por una sola mente, individual o colectiva, y que de ninguna manera los 22 Arcanos mayores fueron agregados, como afirman ciertas teorías.
El As de Oros entra en la composición del 2 de Oros. Uno de los círculos se inscribe en el interior del semicírculo rojo del As de Copas, carta donde encontramos nuevamente, pero esta vez horizontal y sosteniendo 7 pequeños arcos, el palillo de El Mago…
Es entonces evidente que el TAROT DE MARSELLA fue concebido en cartas transparentes y como un todo. Las 78 cartas pueden organizarse como un rompecabezas para formar un dibujo unitario, un mandala, donde el centro podría ser el Arcano de El Mundo…
Hay muchas claves que conducen a esta visión unitaria del Tarot. Por ejemplo si observamos las series de 10 Espadas, podemos distinguir que van de 2 en 2 (2 y 3, 4 y 5, 6 y 7, luego un trío formado por 8, 9 y 10), que los pares contienen en su centro flores y los impares espadas. Una de las lecciones del TAROT DE MARSELLA es mostrarnos que es difícil lograr comprender las partes sin concebir la obra como un todo.
Los arcanos, sus posibilidades individuales, están en relación unas con las otras, crean parejas, tríos, y para terminar, frases, poemas, y discursos enteros.
Nos encontramos frente a un alfabeto óptico que trasmite el conocimiento no por sonidos sino por figuras, formas y colores… lo que tampoco excluye la posibilidad de dar a cada arcano un valor musical.