Dúchate y vístete completamente de blanco, poniéndote un chal o bufanda de un color rojo vivo por encima, colócate una diadema de color blanco alrededor de tu frente y ve entonces a tu espacio personal; enciende varillas de sándalo y mirra, aplícate alguna esencia suave de rosas en las sienes.
Haz sonar la campana varias veces por encima de tu cabeza y en cada chackra para ayudar a disolver tus energías más densas; siéntate en el cojín o banco y respira conscientemente varias veces, cerrando tus ojos un instante hasta que sientas que estás «ahí mismo».
Enciende una vela roja, símbolo de acción y fuerza, y coge de su envoltorio en la caja de madera la lámina EL MAGO; colócala en medio de la mesa apoyada para que quede de pie a unos 50 centímetros delante de tus ojos; mírala fijamente y déjate envolver por su presencia; hazte uno con ella, observándola durante algunos instantes, paseándote con la mirada por toda ella, desde su centro hasta la periferia, y viceversa.
Cierra luego los ojos y trata de memorizarla hasta que puedas recordarla bien; visualiza o imagina entonces que la figura central de la lámina elegida sale hacia ti y, flotando por encima de tu cabeza, se va introduciendo por tu coronilla, y, una vez «en tu interior», percibe como ella misma, siente cómo vibra dentro de ti con su energía de calor y actividad.
Durante unos instantes, EL MAGO del Tarot y tú seréis UNO; cuando esto suceda, deja entonces que las imágenes fluyan libremente, desde esa posición de «SER la lámina», plantéate el tema a dilucidar; hazte, por ejemplo, la pregunta concreta: ¿Qué debo de hacer con este tema?, o también: ¿Cómo puedo resolver esto que me ocurre?, etc., y escucha la respuesta o solución que proviene de tu interior más sabio, «vestido» en este caso de la lámina del Tarot EL MAGO.
Cuando desees dar por concluida tu meditación y para salir de ella lo harás del modo siguiente:
Sentirás cómo la figura elegida va resbalando suavemente hasta salir de tu interior por la zona de la planta de tus pies, y cómo se coloca flotando hacia su lugar entrando por la parte superior de la lámina; sólo entonces abrirás tus ojos y durante un instante te recrearás con su visión, dándole las gracias íntimamente por su colaboración contigo.
Luego, al finalizar cada experiencia o viaje, escribirás en tu diario todas las sensaciones sentidas y todo aquello que haya acudido a tu mente mientras lo realizabas. Hazlo siempre así, hasta que hayas resuelto o aceptado el dilema que te llevó a la meditación en el Tarot. Procura elegir un tema a resolver en cada meditación. Por último, decirte que simplemente con meditar en la lámina de EL MAGO todos los días, reforzará tu poder de concentración, aunque no tengas nada concreto que resolver; ya ves, es un método que siempre te hará obtener algún buen resultado.
Escribe todo lo que experimentas, pues al escribir cada experiencia podrás luego evaluar mejor tu progreso en cada una de ellas y hallar mejor su posible resolución. Además de poder conseguir solucionar tus problemas, al meditar en cada lámina y tratar de recordar cada línea, cada color, cada elemento, te propiciarás el ejercitar tu mente, dándote soltura en ella, lo cual, por si solo, puede ser muy benéfico para tu vida cotidiana.
Todo nuestro pensamiento básico se hace en imágenes, y toda imagen se forma en nuestra mente antes de que las palabras la rotulen. En el comienzo del trabajo de meditación con el Tarot deberás mirar las láminas con los ojos abiertos durante instantes y luego, cerrándolos, deberás recrear la imagen en tu interior; seguramente tendrás que repetir esto muchas veces hasta que adquieras suficiente soltura en el arte de la visualización.
Si lo deseas, también puedes dibujar tu propio Tarot.
Tal vez nunca te has atrevido a profundizar dentro de ti de este modo y analizarte para saber resolver tus propios problemas. Bien, con el Tarot puedes comenzar.
Mira las láminas originales de El Tarot de Marsella durante unos instantes y luego, ¡atención a esta Información porque es básica!, luego le das la vuelta a la lámina y la miras al revés.
Seguidamente, cierra los ojos y trata de recrearla en tu mente; seguidamente ábrelos y obsérvala un poco más, para volverlos a cerrar de nuevo; luego coges una cartulina blanca y, mirando el original al revés, comienzas a dibujarlo desde la parte superior hasta llegar al final. No le des la vuelta a la lámina original en ningún momento.
Cuando hayas terminado por completo, entonces dale la vuelta a tu dibujo y… ¡sorpréndete!, porque habrás realizado un dibujo yo diría que… casi perfecto.
El artista inicialmente no racionaliza, trabajando constantemente con el hemisferio derecho o mundo de las imágenes, eso hace que se descubra a sí mismo; tú posees ahora esta técnica, para despertar a ese ser creativo y artístico que tal vez está aun dormido dentro de ti.
Al mirar al revés el dibujo original, tu hemisferio izquierdo digamos que se bloquea y pasas al derecho, lo cual hará que lo pongas a trabajar, que lo uses, pues ahí está tu artista esperando, ahí estás tú en tu mundo de la imaginación; hazlo y veras que; aunque nunca lo hayas aprendido, ni sepas técnicas, podrás pintar o dibujar lo que desees.
Algunas veces, cuando comiences a meditar con el Tarot te puede ocurrir que las imágenes mentales no sean tan claras como sería deseable. Usualmente, eso se deberá a que la educación que generalmente recibimos nos hace poner demasiada fe en la supuesta virtud de las simples palabras.
Empleamos mucho tiempo leyendo y hablando, y gran parte de nuestra educación no es más que el aprendizaje de palabras y fórmulas escritas, hasta el punto en que hemos dejado decaer nuestro poder de visión interior en desuso, para desgracia nuestra.