Ella nos comunica en sus formas la idea de la persuasión del modo más apacible; podemos comprender esto a través del dibujo en el que contemplamos a una figura femenina abriendo las fauces de un león con sus propias manos, sin temor a ser devorada.
El león simboliza la fuerza inteligente de la naturaleza inferior que hay que dominar; la figura femenina con sus vestiduras blancas nos comunica la importancia de la pureza de intención, cuyo fin es liberarse de la naturaleza inferior.
El animal representa el conjunto de las leyendas más extrañas y antiguas, donde a veces lo que aparenta ser malo es precisamente aquello que le ayuda al héroe a llegar a su meta, y si no echemos un vistazo a los muchos cuentos y leyendas, las brujas malvadas,los logros, son formas aparentes y hostiles que al final nos llevan al paraíso perdido; .
En el mundo hay maneras distintas de llegar a una convicción, y en el terreno de lo esotérico una de esas maneras es luminosa y la otra arrebatadora.
La primera da serenidad; la segunda, agresividad, y estas emociones y su desarrollo indican la pauta para discernir en qué platillo (hemisferio cerebral) andamos o a qué amo servimos.
Si nos damos cuenta de que estamos quizás en un momento de estancamiento, encarcelados en nuestro cuerpo de deseos, atados a las circunstancias que paso a paso hemos creado ya, tenemos en ese hecho la posibilidad de escapar, hay que aprovechar los estados de caos y confusión para aprender a simultanear nuestros hemisferios haciéndolos a ambos útiles para nuestro equilibrio y armonía mayor.
En esta lámina se señalan todos los mitos y leyendas que hablan del descenso a los infiernos. La meditación en ella es una preparación estupenda para dicho descenso; debemos entrar en nosotros (o en los demás, en caso de que seas psicoterapeuta) con pureza de intención y amor incondicional, llevando estas actitudes como compañeros de viaje, nuestra mente atrapada, encarcelada, envuelta en los velos de la ignorancia sin poder salir del laberinto, yendo adelante, atrás, analizando, examinando, proyectando sin encontrar salida óptima.
Sólo el amor incondicional y la pureza de intención pueden ayudarnos a integrar lo que Jung llamó «La Sombra», o esa parte oscura que todos poseemos; en la mitología se nos cuenta que Dédalo se construyó unas alas que le ayudaron a elevarse por encima de las paredes del laberinto (conceptos abstractos).
Al meditar en esta lámina, es muy posible que obtengas imágenes de subirte a los árboles o a alguna montaña; si esto ocurre, procura aprovechar «el vuelo» para alcanzar perspectivas holísticas y trascendentes de tus propios patrones personales; a lo largo de mi andadura como psicoterapeuta he podido constatar que muchas veces, la mayoría, funcionamos por patrones heredados, no siendo nosotros mismos la mayor parte de nuestra vida, quiza por no pararnos a analizar el contenido de cómo vamos por la vida.
La carta de La Fuerza tiene como clave a Hércules y sus doce trabajos, la persistencia es la actitud que nos hace elevarnos por encima de los muros que crea la incomprensión humana; a veces en todo conocimiento la verdad tarda en desvelarse en beneficio de quien busca conocerla, como si para ello fuese necesario una preparación sin prisa pero sin pausa.
Siempre he sabido que si hubiese descubierto en su momento las verdades que hoy sé, quizá no las habría podido aceptar, comprender y vivenciar.
La carta de La Fuerza es el emblema de que antes de saber debemos haber equilibrado y armonizado nuestros opuestos; es por ello que la carta de La Justicia (equilibrio), la del Ermitaño (prudencia) y La Rueda de la Fortuna (cambios) la anteceden; sin hacer esos tres trabajos es peligroso adentrarse en la cueva profunda.
En la práctica, esta lámina, usada en meditación, transformará la energía libidinal e instintiva en espiritual; lo mstintivo de la energía pasional será dominado por la inteligencia creativa. Es una de las láminas aconsejadas para usar con EL MAGO o LA SACERDOTISA, o sea, cuando se desee inspeccionar el subconsciente desde la tranquilidad consciente.