Color: el color marrón ejerce una influencia positiva en las personas al obligadas a concretar sus objetivos; evita los excesos e introduce el rigor de pensamiento y la claridad de ideas necesarios para alcanzar un sentido espiritual profundo.
Día: el jueves es el día más apropiado para la celebración de la ceremonia ritual de invocación.
Flor: la madreselva, como planta sarmentosa silvestre, profundamente enraizada en la tierra, de flores amarillentas y rosáceas, de intenso y agradable aroma, es la que debe colocarse en el altar de ceremonias.
Hora: la hora más apropiada es la tarde, desde el mediodía hasta el anochecer, momento en que el efecto benéfico de la vela marrón se ve potenciado.
Número: el cuatro es el número bajo el que la vela marrón actúa de forma más efectiva. Corresponde a los cuatro puntos cardinales, que orientan a la persona y la centran en sus objetivos.
Perfume e incienso: tanto uno como otro conviene que sean de madreselva, por sus especiales características de intensidad y atracción.
Piedra: el ónice es la piedra preciosa que simboliza la fuerza interior de la tierra. Se trata de una ágata con capas claras y oscuras.
Planeta: el planeta regente es Júpiter, el planeta más grande del sistema solar, que representa el juicio, la generosidad y la sabiduría. Es el gran benefactor y favorece a los que siguen el camino de la perfección.
Planta: como en el caso de la flor, la planta que mejor favorece la labor de la vela marrón es la madreselva.
Salud: los pies y las extremidades inferiores son las partes del cuerpo más protegidas por los efectos benéficos de la vela marrón, así como los órganos genitales, pues no hay que olvidar que también simboliza la fertilidad.
Signo astrológico: Capricornio es el signo del zodíaco que mejor define las características y simbología que se le atribuyen a la vela marrón. Capricornio es un signo inestable, al que esta vela le imprime constancia e ilumina al individuo que realiza la ceremonia de invocación.