Las diez asimilaciones y consejos (los mesquidiums latinos) que todo buen consultor de las runas debe utilizar.
Siempre que queramos consultar el oráculo, debemos de tener en cuenta dos consideraciones de gran importancia...
La existencia de las runas se ha visto desde épocas inmemoriales cubierta por un velo legendario y misterioso, empañada por el engaño y envuelta en secreto y la superstición.
Los eruditos no pueden ponerse de acuerdo acerca de la información básica que se relaciona con el momento y la ocasión en que los caracteres rúnicos aparecen por primera vez en Europa: Hay una opinión generalizada de que las runas se desarrollaron a partir de las imágenes grabadas y los símbolos pétreos o petroglifos conocidos con el nombre de escritura de Hallristingnor. Estos grabados fueron hechos por los artistas del neolítico y de la edad del bronce que pertenecían a las tribus germánicas que se establecieron en el norte de Italia y en zonas de lo que hoy es Austria y Alemania.
Hicieron trazos que hoy entendemos que eran signos solares, llamados swastika, cifras extrañamente anguIares y otros símbolos que han sido interpretados como sagrados por los magos y nigromantes de esas tribus de la Europa central.
Los arqueólogos sólo pueden especular, pero a partir de la información disponible y de las tradiciones populares que aún sobreviven, es posible decir que el culto giraba principalmente en torno a dos figuras: un dios encarnado y una diosa que podía tomar la forma de la madre tierra de la fertilidad o de la diosa lunar de los encantamientos.
Estas creencias, en sus múltiples y diversas manifestaciones, no sólo podían hallarse entre las tribus célticas de la Galia, Bretaña e Irlanda, sino que también sufrieron luego algunas modificaciones al ser adaptadas por las razas normandas y sajonas. Tuvieron su origen en tiempos neolíticos, y en la edad del hierro ya estaban bien asentadas en la Europa occidental y en los países escandinavos.
Objetos del arte del culto religioso que se excavaron en túmulos funerarios de Suecia y Dinamarca, pertenecientes a esas épocas, llevan la imagen del Sol representado como una rueda (la rueda solar o esvástica rúnica) tirada por un caballo sagrado, que a su vez es un símbolo de la diosa..
Los guerreros nórdicos llevaban en sus yelmos de guerra los dos cuernos del dios, que simbolizaban los rayos del sol naciente en el momento de la aurora. Entre los expertos de runas hay quienes dicen que el sigilo de tres piernas de la isla de Man, que fue colonizada por navegantes nórdicos, puede tratarse de una representación tosca de la esvástica y estar de algún modo emparentada con los signos rúnicos sagrados de las tribus teutónicas, germanas e italianas del Norte..
Hay otra teoría: según el sigilo de la isla de Man, el trisquelión se originó en Sicilia y de ahí fue traído por los normandos que invadieron la isla en la Edad Media.
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