Las diez asimilaciones y consejos (los mesquidiums latinos) que todo buen consultor de las runas debe utilizar.
Siempre que queramos consultar el oráculo, debemos de tener en cuenta dos consideraciones de gran importancia...
Los pueblos nórdicos, cuya cultura poseía diversas divinidades y numerosos mitos, confirieron a las runas profundos significados mágicos.
La creación de ‘las runas era atribuida a Odín, el padre de las divinidades menores y aún más; se creía que el Propio Odín se había sacrificado voluntariamente a sí mismo para entregadas a los hombres. Pero, entre los pueblos suecos, concretamente, las Tunas eran asociadas a las Nomas, que eran las diosas que regían todos los destinos.
Por otro lado, las runas, como símbolos mágicos de origen sobrenatural, eran consideradas también invención del dios más poderoso de todos, el de las grandes cejas: la divinidad Lug, principal dios de los celtas, el todopoderoso, señor de truenos y tempestades, y hacedor de las mil ciencias; el que viaja por el viento, el que posee el poder de dominar los elementos.
Lug aparece con frecuencia en los mitos célticos y se le considera el Padre universal, el dios hacedor de dioses y el creador del mundo de los hombres, pero también del mundo de los demonios. Cuando el cristianismo empezó erosionar las viejas religiones, esta divinidad se convirtió en el hilo conductor de la aterrorizante «horda salvaje» que sembraba de pecados el mundo, según los sacerdotes cristianos.
Sea uno u otro el origen de las runas, todas las narraciones coinciden en la creencia de que son una ofrenda de las divinidades a los hombres.
La diversidad de divinidades de la mitología escandinava, símbolos de los elementos del universo y de la naturaleza, se asociaban cada una al simbolismo de una runa o más.
Así, las runas simbolizaban los distintos componentes de la vida humana y de su ámbito cósmico. Junto a las divinidades existían también una pléyade de espíritus más elementales que éstas, y que también podían ser invocados con las runas.
Las runas podían ser mayores y menores.
Las runas mayores están asociadas al culto del dios Thor, el del «pesado martillo poderoso», numen del rayo, de la potencia y de la venganza, que detenta asimismo el poder de las runas de la guerra.
Según ciertos mitos suecos antiguos, las runas de Thor se hallan asociadas a las runas de Odín, que, entre los pueblos germánicos, se le conocía como Whotan. Odín, padre de todos los dioses, tenía poder para cambiar su aspecto, adivinar el futuro y resucitar años muertos.
Las runas mayores también estaban asociadas al culto de las diosas Freya y Frig. La adoración de Freya, que era hija de Odín, se basaba en su poder de infundir a sus fieles poderes adivinatorios mediante las runas con su símbolo.
A Freya se consagraban una cohorte de sacerdotisas, a quienes los jefes de clanes solicitaban anualmente el oráculo, que debía ser expresado bajo éxtasis divino.
Este don de las sacerdotisas les habría sido conferido por Odín -cabalgándolas». El culto de Frig se relacionaba con la sexualidad y fecundación femeninas, y los ritos nupciales se celebraban en primavera.
Las runas menores son muy numerosas y entre ellas se encuentran las que están asociadas al culto de las Nomas, diosas de la fatalidad de la mitología germánica.
Las tres principales son las tres hermanas gigantes Urd (presente), Verdandi (pasado) y Skuld (porvenir), a las. Cuales está sometido el destino de los dioses y de los hombres.
En un principio solo existía Urd, la que riega las raíces del Iggdrasill con las aguas de la fuente que lleva su nombre. Junto a estas tres Nornas existe una corte de Nornas que descienden, unas, de los Elfos (espíritus de la naturaleza que fabricaron la espada de Odín y el martillo de Thor), y otras, de los Gnomos (genios de los bosques, montañas y casas).
Las exploraciones arqueológicas efectuadas en el norte de Europa han descubierto signos rúnicos en inscripciones votivas, como la Piedra de Bjorketorp en Suecia, que data el siglo VII, y reproduce la Ginarunar o runa llenas de poder mágico y adivinatorio.
También la Piedra de Noleby, en Noruega, que data del siglo vi, tiene grabadas las Stinnra-runnar o runas que no pueden ser doblegadas ni vencidas.
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