En la naturaleza todo es equilibrio y armonía; por tanto, si en la persona se descubren desproporciones o alteraciones con respecto al modelo normal, se debe pensar siempre que existe una causa que las ha determinado.
Así, cuando se observa una desproporción entre la medida de la mano y la del resto del cuerpo se puede pensar en seguida que revela también un defecto del carácter. Hemos dicho que la mano es también expresión de cualidades espirituales: veremos ahora cómo se manifiestan éstas.
Como leer la mano. La mano corta es una característica de personas falsas y codiciosas: de índole poco sociable; indica falta de equilibrio e indelicadeza; por su exigua medida parece que quiera pasar inadvertida, y, realmente, sus movimientos son rápidos y furtivos.
La mano corta y gruesa indica sensualidad y codicia.
La mano fuerte, ancha, más bien corta, pertenece a seres combativos, audaces y valerosos.
Una mano estrecha y grácil puede engañar con su apariencia delicada, pero es signo de carácter indiscreto, curioso e intrigante.
La mano larga, estrecha, delgada, es de persona infiel y codiciosa; si el pulgar se vuelve hacia atrás será, por el contrario, pródiga.
La mano larga, grande y dura revela mucho egoísmo y la capacidad de imponer a los demás la propia voluntad y los gustos personales.
Si la mano larga es gruesa y mal conformada denota una persona charlatana y fastidiosa.
Finalmente, la mano bien proporcionada con respecto a la medida del cuerpo indica que la persona tiene una mente bien equilibrada, que es honesta, juiciosa y discreta. Esta mano, al abrirse, forma con sus dedos una línea recta.
Si la mano no puede extenderse perfectamente indica un ser falso, egoísta y avaro.