Algunas casas cuentan con habitaciones específicas para realizar el lavado o planchado de ropa, el almacenamiento de comida, de herramientas, de materiales u otros elementos; estas habitaciones se han englobado en un mismo apartado, porque las normas de feng-shui que rigen en estos casos son muy similares.
Lo primordial en estos espacios es evitar el desorden, el caos, el almacenamiento incontrolado y desmedido, la mala iluminación, el abandono, la despersonalización y el descuido.
Estos espacios son parte de la casa y el flujo de la energía y su calidad influye en la del resto de la casa y afecta a la vida de los residentes. Por ello, deben tener una buena presencia, estar amueblados y contar con distribución tan agradable como el resto de los espacios de la casa.
Si en estas habitaciones reina el caos, se utilizan como vertederos y quedan abarrotadas, resultan lugares insalubres donde la energía se estanca y merma la vitalidad de la casa, repercutiendo negativamente en los residentes.
Si además son oscuras, generan aún más sha chi que pesará sobre la casa, como una nube contaminada. La buena iluminación en estos espacios reporta seguridad, sensación de espacio y comodidad.
En especial los trasteros, desvanes y sótanos deberían contar con una luz de seguridad o de emergencia para prevenir accidentes.
La buena organización de los espacios y su contenido resulta conveniente para facilitar el movimiento, evitar estancamientos y también para ahorrar tiempo y ganar eficacia.
La identificación en el almacenamiento resulta a la larga de gran provecho.
El feng-shui recomienda reorganizar estos espacios al menos una vez al año, para renovar lo que ya no es útil, lo que está deteriorado, lo que ya no tenga sentido guardar… de modo que sólo quede lo que es necesario y reporte algún tipo de beneficio, y no se conviertan en pesados lastres innecesarios que restan claridad y dificultan el espacio para los residentes, además de no dejar sitio para las oportunidades futuras que les puedan llegar.
En las habitaciones donde hay electrodomésticos, es necesario que estén integrados, embutidos o guardados en muebles, de forma que cuando no se usen queden fuera de la vista.
Así mismo, los productos de limpieza deben almacenarse convenientemente, mejor en armarios con puertas, para que no tengan peligro de derramarse por algún motivo y para evitar los efluvios tóxicos.
En cualquier espacio de almacenamiento más o menos cerrado, también hay que tener cuidado con los alimentos y los compuestos orgánicos, pues podrían generar o atraer la visita de animales no deseados.
Las despensas resultan muy atractivas para todo tipo de intrusos, por ello el orden y la limpieza deben ser la máxima en la distribución y el tipo de muebles de este lugar. Prevenir es la cura más sabia, dice el dicho que «una manzana podrida pudre el cesto»; no permita que se cumpla en su casa.
Las bolsas y cajas de alimentos deben permanecer bien cerradas, a ser posible herméticamente para evitar que se estropeen o que constituyan un reclamo para una fauna no deseada. Sólo un poco de harina o grano derramado puede constituir un festín para las hormigas.
Existen algunos trucos populares para prevenir la aparición de mariposas y polillas, en lugares de almacenamiento de grano, como poner castañas en los cajones o estantes; o, para evitar la invasión de moscas en los alimentos como llenar bolsas de agua y suspenderlas del techo o limones partidos por la mitad y poner varios clavos de especia en la pulpa.