Las antigüedades y las joyas pueden estar cargadas con el chi de los antiguos propietarios y la memoria histórica sutil de los sucesos acontecidos en su presencia o relacionados con ellos.
Por lo que resulta muy adecuado, antes de adquirirlo, tratar de observar qué tipo de sensaciones nos provoca, más allá de la estética y el deseo de poseerlo.
Un modo muy fácil de percibir el chi de un objeto es ponerle la mano encima y silenciarse por un momento, es decir, vaciarse de pensamientos para poder escuchar el mensaje que contiene y sentir las buenas o malas vibraciones que nos llegan de él.
Si lo que nos llega no es muy positivo y ya tenemos el objeto en nuestro entorno, entonces será preciso y muy conveniente limpiarlo energéticamente.
La limpieza de objetos puede realizarse con aguas alquímicas, que pueden ser adquiridas en establecimientos o ferias esotéricas, con la aplicación de humos o de pulverizaciones.
También es posible limpiarlos de las vibraciones negativas colocando, debajo de ellos, un plato lleno de sal durante siete días.
Al final del día hay que volver a observar lo que nos transmite, y si aún hace falta seguir limpiando se puede repetir el método, pero siempre por períodos de siete días.
Con este método hay que tener cuidado de que no haya demasiada sal en los entornos donde se mueven los residentes, por lo que lo ideal es retirar el objeto a una habitación de poco uso, mientras se lleva a cabo esta limpieza.
Las joyas antiguas requieren ser limpiadas, a menos que se desee experimentar la carga energética de su historia.
En general, conviene limpiar todas las gemas y minerales, antes de utilizarlas personalmente o introducirlas en nuestros entornos.
Las piedras utilizadas como protectores necesitan ser limpiadas periódicamente para eliminar la suciedad que van recogiendo.
En el caso de los cuarzos, la limpieza periódica resulta especialmente esencial, ya que al ser grandes potenciadores energéticos si están cargados de suciedad energética, ésta se magnificará.
Para llevar a cabo la limpieza de joyas, gemas, minerales o piedras, lo más indicado es meterlas en la tierra al menos por un día completo, aunque también resulta muy efectivo sumergirlas en un tazón de arcilla blanca durante el mismo periodo.
Otro modo de limpiarlas es poner las bajo un chorro de agua corriente caliente durante un rato y después dejarlas al sol.