Hace 5.000 años los chinos ya adornaban sus palacios con plantas en macetas ornamentales. Los jardines colgantes de Babilonia estaban formados por plantas cultivadas en macetas y situadas en terrazas. Hay constancia, en bajorrelieves que datan de 1.400 a. de C., de que los antiguos egipcios las coleccionaban. Las plantas son grandes reservas o almacenes de energía. Embellecen y refrescan un lugar cerrado y contribuyen a lograr un flujo adecuado de la energía chi, además de limpiar el aire que nos rodea.
Las plantas representan estabilidad, ya que viven y crecen a su propio ritmo. Podríamos decir que son el mobiliario vivo de una casa, que contribuye a que las habitaciones resulten más confortables, acogedoras y menos rígidas. Además, dado que promueven un flujo armónico del chi, son adecuadas para corregir un lugar con flujo acelerado como el de un largo pasillo.
En el feng shui se considera que actúan como paredes energéticas, por lo que se emplean para ayudar a formar simetrías en espacios irregulares, para delimitar espacios y para contrarrestar perturbaciones externas; ofrecen soluciones prácticas para dividir espacios y crear rincones agradables; resuelven pequeños desequilibrios arquitectónicos como ángulos, esquinas, columnas; suavizan los cuchillos afilados que generan los ángulos del mobiliario, imprimiendo un movimiento constante y renovador a la energía; y, se emplean como pantalla visual para suavizar vistas desagradables ante la entrada principal. La calidad del aire que respiramos es de vital importancia en nuestros hogares y lugares de trabajo y su influencia benéfica es incuestionable.
Las plantas absorben la contaminación a través de sus hojas y raíces y regeneran el aire. Algunas plantas tienen mayor capacidad para renovar el aire tóxico de los lugares como son los potos (raphidophora) y las cintas (cIorophytum), pero la que más destaca por su potencia limpiadora son las llamadas plantas del dinero (poisentias). Las plantas más activas pueden limpiar el aire de una zona de diez metros cuadrados, aproximadamente. Si usted vive o trabaja en un espacio de noventa metros cuadrados, se asegura la calidad del aire que respira con aproximadamente una docena de macetas.
Lo mismo ocurre con los árboles. En el feng-shui cobran gran importancia, pero hay que distinguir entre los árboles cuyo follaje mira hacia arriba y los que tienen el follaje hacia abajo; los primeros, como los pinos, se considera que transmutan la energía de abajo hacia arriba; sin embargo, los segundos, como los grandes sauces, se considera que transmutan la energía hacia la tierra, y en el feng-shui no se recomiendan para los hogares.
La importancia de los árboles es indiscutible, son vitales para la ecología del planeta, aseguran la fabricación de oxigeno apto para respirar, reducen los gases que calientan la atmósfera, especialmente el dióxido de carbono, hacen que la corteza terrestre no se erosione exageradamente, nos proporcionan placer para los sentidos y gozo para el alma. Los árboles tienen la peculiaridad de ser los seres vivos más longevos del planeta, algunos cuentan con más de tres mil años, de ahí que se considere a los árboles los seres más sabios de nuestro mundo.
Cuenta una leyenda que ellos conocen el lenguaje de Dios y recomienda que cada persona plante su propio árbol, ya sea en el jardín propio, en un parque público, en el campo o en la propia casa en una maceta. Ponerle un listón rojo y otro amarillo en el tronco o en una rama (el rojo es el color de la felicidad para los chinos y el amarillo simboliza poder, nobleza y estabilidad) nos anima a que ante cualquier pesar que tengamos en la vida, acudamos a nuestro árbol para contarle nuestras cuitas.
El árbol se lo comunicará a Dios y nos acariciará con la brisa de sus ramas. La leyenda dice que ante la duda le consultemos, y nos dará, de algún modo, respuestas a nuestras necesidades, además de transmutar nuestra energía. En nuestros días no siempre podemos plantar un árbol, pero casi siempre podemos acceder a alguno de un parque o una calle, y podríamos adoptarlo y establecer este tipo de relación. Según el feng-shui los bonsáis no son muy adecuados para el interior de una casa, debido a que el bonsái representa un crecimiento detenido, controlado, forzado y, simbólicamente, detendrá o forzará nuestro propio desarrollo personal en algún aspecto.
Tampoco se recomienda tener plantas dentro de casa con formas poco amistosas o puntiagudas. Las hojas puntiagudas y los pinchos producen incomodidad. Si tiene plantas de este tipo como cactus, bromeliáceas o yucas, por ejemplo, agrúpelas, y manténgalas lejos de los lugares donde las personas están mucho tiempo. Y en cualquier caso y rodéelas de otras plantas con formas más amigables.
Quizá hemos oído que algunas variedades de cactus absorben las radiaciones electromagnéticas de baja frecuencia provocadas por televisores y ordenadores; sin embargo, esto no es realmente cierto, lo que realmente hace el cactus es mejorar la calidad del aire, pero el colocar un cactus entre una pantalla de ordenador o de televisión y un usuario, no disminuye significativa mente el campo electromagnético, sino que se mantiene con la misma intensidad, la única forma en que se reduce verdaderamente es en el caso de que conectemos el cactus a una toma de tierra, pero este mismo efecto se produce con cualquier otra planta o incluso cualquier objeto o estructura derivada a la tierra con un cable o contacto.
El feng-shui recomienda poner en el interior de la casa o negocio plantas de hoja ancha y redondeada. Si tiene dificultad para cuidarlas, escoja variedades resistentes que precisen pocos cuidados como el pato el común (scindapsus aureus).
También puede tenerlas en hidrocultivo, simplemente emplazadas en un recipiente con agua que renovará periódicamente para que no se estanque y de esta forma no tendrá problemas con el riego.
Las plantas que se prestan bien al hidrocultivo son: las aglaonemas, que además no requieren mucha luz; los patos, que aun en la tierra no necesitan mucho riego y se mantienen bien en agua; las cintas; las hiedras; y, las pileas. Las enredaderas y las hiedras se consideran muy adecuadas para suavizar las columnas. Si utiliza plantas en hidrocultivo se beneficiará de ellas como herramientas de feng-shui para los usos que se han descrito; además, colaborarán en reducir el estrés y limpiarán el aire de contaminantes y toxinas.
La única diferencia con respecto al feng-shui entre tener plantas en tierra o en agua, es a nivel simbólico, ya que las que están enraizadas en tierra ejercen un efecto en los que las disfrutan, proporcionado equilibrio. El feng-shui desaconseja vivamente tener plantas enfermas o mustias dentro del hogar. Considera que no sólo son desagradables estéticamente, sino que roban energía y crean desequilibrios energéticos. Cuando una planta enferma o pierde el lustre es mejor reemplazarla porque agotan el chi, al igual que hay que retirar las hojas y flores que empiezan a marchitarse.
El feng-shui recomienda no tener plantas, antes que tenerlas enfermas, y que si no se le logran, se sustituyan por plantas artificiales, que habrán de limpiarse regularmente y ayudarán a crear un paisaje armónico interior. Sin embargo, aunque simbólicamente las representen, con las plantas artificiales no obtenemos la mejora del aire que respiramos ni la frescura de su energía, por ello antes de renunciar al bienestar que nos proporcionan las plantas, pruebe a hacer hidro-cultivos, que requieren menos maña. Tenga en cuenta que las plantas que tienen las hojas más verdes, tienen más probabilidad de sobrevivir en un interior con poca luz, y que incluso la luz que necesitan las plantas se puede complementar con luz eléctrica.
Las flores naturales atraen el buen chi, armonizan, dan color, sensualidad y perfuman el ambiente. Las flores son perfectas en su medio natural, pero al cortarlas y colocarlas en casa debemos intentar recrear su estado natural, para que hablen su propio lenguaje y conecten con nuestro espíritu. Es importante mantener simbólicamente el equilibrio entre cielo, la tierra y el hombre. Los arreglos florales se convirtieron en un arte en Japón, cuyos orígenes se remontan al siglo VI Este arte fue cultivado por los monjes budistas que ofrecían flores para apaciguar a los espíritus de la muerte; por este motivo, siempre apuntaban hacia cielo, muestra de fe. A mediados del siglo XV, el ikebana se convirtió en una forma artística independiente de sus orígenes religiosos. En el feng-shui se relacionan, como veremos, las direcciones cardinales, con colores y con zonas bagua, por ello se emplean estos datos a la hora de colocar las flores que llevamos a casa. Los colores rojos y rosas sirven para potenciar las relaciones, los azules y los púrpuras para la riqueza y los verdes para la salud. Los colores están también relacionados con los cinco elementos, por lo que se pueden preparar ramos para representarlos y armonizar un lugar.
Las flores artificiales son símbolos y los expertos en feng-shui las prefieren a las flores secas, que creen simbolizan muerte. Las flores artificiales hay que sustituirlas como máximo al año, que es el tiempo que le calculan que mantienen un chi activo, pasado este periodo, se provoca un estancamiento de energía, que perjudica el ambiente del lugar. Las flores secas y los adornos florales compuestos por ellas como las guirnaldas, los centros de mesa pierden las vibraciones en pocos meses, por lo que los profesionales del feng-shui las desaconsejan y creen que pueden consumir la energía de un lugar si se conservan largo tiempo. No obstante, si te gustan procura incluir algún elemento fresco en el conjunto y sustitúyelos a menudo, si se trata de popurríes cámbialos en cuanto se haya consumido su fragancia.