Escorpio con Tauro

Esta relación pone el énfasis en ser uno mismo. Al menos para los adultos, el objetivo es redescubrir al niño que llevamos dentro, la parte realmente natural de nosotros mismos. Nietzsche definió la madurez en una ocasión como .reencontrar la seriedad que se tenía de niño al jugar- y por ello los adultos considerados responsables pueden aprender mucho del cuidado de los niños. Los Escorpio y los Tauro pueden tener problemas para concentrarse, porque a menudo están demasiado abiertos al Último estímulo y diversión que se presenta. Su relación puede ser una buena maestra en este sentido, y juntos quizá puedan aprender a dedicar atención individualizada a su trabajo, matrimonio u otro objetivo. Los Escorpio Y los Tauro se lo pasan en grande en sus aventuras amorosas, pero también viven momentos de intimidad. En ambos casos son capaces de olvidarse de sí mismos y absorberse en actividades del momento. Es cierto que la introspección no es uno de sus rasgos prominentes, pero se pude aprender mucho de uno mismo observando lo que se hace, y así la relación puede lograr ser más consciente si los dos se ponen a aprender. Los matrimonios y las relaciones laborales serán la base para descubrir cómo se relacionan el trabajo y el juego. La clave del éxito es una conexión integrada entre estos dos ámbitos, o al menos la capacidad de los componentes para conseguir una unidad o ver una relación entre ellos. El éxito debe juzgarse por la productividad, pero también controlando los niveles de estrés y satisfacción alternativamente. Las amistades y las relaciones de hermanos tienden a ser abiertas y comprensivas con el comportamiento infantil y el espíritu de juego, que tienen una gran importancia para ambos. No sólo se descargan de las responsabilidades con el mismo brío con que los dos se ponen a jugar, sino que también introducen un poco de imaginación en las tareas diarias para hacerlas más pasables. Las tensiones padre-hijo son considerables y necesitarán ser resueltas periódicamente. CONSEJOS: Encuentren el equilibrio entre el comportamiento infantil y el adulto, y que cada uno sea un modelo para el otro. El trabajo no tiene que ser aburrido ni el juego trivial.